El origen de los mamíferos dentro de las especies animales de nuestro planeta, y desde los cuales descendemos los seres humanos, es algo complejo y hasta el día de hoy resulta difícil dilucidar con exactitud cuáles fueron los grupos de animales a partir de los cuales evolucionaron. Para entender mejor esta historia necesitamos conocer un poco acerca del significado de lo que se denomina tiempo geológico. El tiempo geológico es una forma de división en intervalos de la historia de la Tierra de acuerdo a ciertos acontecimientos importantes, como por ejemplo, las extinciones masivas (eventos en los cuales gran parte de la vida del planeta desaparece por algún suceso catastrófico). Este tiempo geológico se expresa en millones de años referidos a antes del presente y utiliza una jerarquía de unidades geocronológicas entre ellas el Eón, las Eras y dentro de estas, los períodos.
La Tabla Estratigráfica nos servirá de guía para conocer la historia de los mamíferos y su evolución a lo largo del tiempo geológico. A través de este relato vamos a recorrer las tres eras geológicas: Paleozoico, Mesozoico y Cenozoico, y descubriremos en cada una de ellas como fue que los mamíferos y sus ancestros lograron llegar a la cima de la evolución, adaptándose, sobreviviendo y finalmente conquistando el planeta.
Dentro de este relato veremos algunos de los grupos a partir de los cuales se diversificaron los mamíferos, cuales fueron sus principales características, y ventajas, algunas curiosidades y secretos para su éxito evolutivo.
Era Paleozoica: adaptación
Período: Pérmico inferior (hace 298,9-272,95 Ma): nueva sangre
Sabemos que millones de años atrás, antes de que los grandes reptiles como los dinosaurios dominaran la tierra, en el Paleozoico superior, existió un grupo de animales que comenzó a tomar impulso. Similares en apariencia a los reptiles pero con algunas características que poseen los actuales mamíferos, como la capacidad de regular su temperatura corporal en un valor aproximadamente constante, una característica que los reptiles no poseen. Se trataba de los Sinápsidos. Fue a partir de este grupo de animales que los mamíferos comenzaron su largo camino a través de la historia de la tierra.
En el período llamado Pérmico inferior, hace 280 millones de años, en las últimas etapas de la Era Paleozoica, los ya mencionados Sinápsidos se encontraban por gran parte del planeta. Dentro de este grupo encontramos a los denominados Pelicosaurios, más emparentados con los mamíferos que con los reptiles. La principal característica de los Pelicosaurios era una gran vela dorsal (ubicada sobre el lomo) que poseía diversas funciones, como ayudar a regular su temperatura corporal (como una especie de “intercambiador de calor” con el medio ambiente) y probablemente también para el cortejo en épocas de apareamiento. Algunos de estos Pelicosaurios, como el Dimetrodon, eran activos depredadores, su nombre significa “dos medidas de diente” ya que poseía dientes de dos longitudes: caninos e incisivos con bordes aserrados.
El Dimetrodon podía llegar a medir poco más de 3 metros de longitud y pesar más de 200 kg. Su gran vela dorsal es parte de una extensión de sus vértebras pero hoy en día no está plenamente comprobado si le servía para regular su temperatura corporal o tal vez tenía una función reproductiva para las épocas de apareamiento, exponiéndose con vistosos colores para llamar la atención de las hembras.
A medida que pasaba el tiempo, la evolución tomaba lugar y se veía reflejada en algunas características de la nueva fauna que comenzaba a aparecer en la Tierra hace 248 millones de años, en el período Pérmico superior.
Período: Pérmico superior (hace 259-251 Ma): depredadores “mitológicos”
Más veloces, más fuertes, con grandes mandíbulas, más altos y más parecidos a los mamíferos, una nueva familia de depredadores apareció sobre la Tierra: los Gorgonópsidos. Su nombre significa “cara de gorgona”, haciendo alusión al monstruo de la mitología griega. Al igual que los Pelicosaurios, éstos también son Sinápsidos. Presentaban dientes de formas diferenciadas, extremidades más largas pero dispuestas verticalmente, y muchos científicos afirman que poseían sangre caliente, como los actuales mamíferos. Así como el grupo de los Pelicosaurios poseían un gran depredador, el Dimetrodon, los Gorgonópsidos no eran la excepción.
Inostrancevia fue nombrado por el paleontólogo ruso Vladimir P. Amalitsky en honor del geólogo ruso Aleksandr Inostrantsev
El Inostrancevia poseía dos grandes caninos similares a dientes de sable, medía más de 4 metros de largo y pesaba cerca de 500 kg. Estas nuevas adaptaciones le permitieron posicionarse en la cima de la cadena alimenticia, ya que podía correr a gran velocidad y, gracias a un paladar abovedado, podía sujetar a sus presas al mismo tiempo que respiraba.
Sin embargo, todas y cada una de estas nuevas adaptaciones y cambios no fueron suficientes para sobrevivir a la mayor extinción masiva de la que se tiene registro en la Tierra. A finales del período Pérmico, hace 250 millones de años, se produjo un evento llamada “La Gran Mortandad”, o la extinción masiva Pérmico-Triásico, que acabó con el 95% de las especies marinas y el 70% de los vertebrados terrestres.
Se cree que dicha extinción fue provocada por una serie de sucesos como colisiones con meteoritos, erupciones volcánicas masivas, supernovas cercanas, entre otros.
Pero luego de esta clase de eventos la vida vuelve a tomar su curso, le lleva tiempo recuperarse pero resurge y permite que nuevas especies tomen las riendas del nuevo mundo. Ahora estamos frente a una nueva Era, el Mesozoico, y con ella, llegan nuevos desafíos para los ancestros de los mamíferos. Es hora de sobrevivir a las criaturas más magníficas que pisaron la Tierra: los dinosaurios!
Era Mesozoica: supervivencia
Período: Triásico (hace 247 Ma): bigotes y una húmeda nariz
Luego de la gran extinción masiva que tuvo lugar hace unos 250 millones de años y marcó el límite entre el período Pérmico y el período Triásico, la Tierra comenzaba a recuperarse lo que le llevó casi 10 millones de años, pero gracias a esto nuevos grupos de animales surgieron, sobrevivientes a este evento catastrófico. Una vez más la evolución toma lugar, y los ya extintos Gorgonópsidos del Pérmico dieron lugar a una nueva clase de animales, mejores adaptados y con rasgos cada vez parecidos a los actuales mamíferos: los Cinodontes. Dentro de este grupo encontramos al Cynognathus. Son uno de los ancestros más cercanos a los mamíferos en el período Triásico. Medían un metro de largo y podían llegar a pesar no menos de 40 kg. Muchos más pequeños que sus parientes los Gorgonópsidos, pero en este nuevo mundo el tamaño no lo era todo. Los primeros dinosaurios ya se encontraban deambulando por la tierra y el Cynognathus convivió con algunos de ellos. Pero a pesar de que estos primeros dinosaurios no eran tan grandes, la competencia por el alimento y los espacios era muy frecuente.
A finales del período Triásico nuevamente tuvo lugar otra extinción masiva hace 210 millones de años, acabando con el 20% de la fauna marina y varios miembros de la familia de los Cinodontes, entre otros grupos biológicos. Esto dejó libre muchos nichos ecológicos, permitiendo que los dinosaurios asumieran su papel dominante durante el siguiente período: el Jurásico.
Período Jurásico (hace 201 Ma): hocico agudo, pequeño y astuto
Hace no mucho tiempo las especulaciones que se hacía de los primeros mamíferos de la Era Mesozoica incluía animales peludos del tamaño de una musaraña, de unos 15 cm de largo y unos 100 g de peso, hocicones con bigotes, ojos grandes, tal vez de hábitos nocturnos, cola larga, insectívoros y/o carroñeros que se alimentarían de fauna rastrera (gusanos e insectos), pero con los nuevos descubrimientos realizados, principalmente en Asia, el panorama ha cambiado drásticamente. Por ejemplo, en rocas jurásicas de Mongolia, fechadas con una antigüedad de unos 164 millones de años, se descubrió el Castorocauda lutrasimilis, el cual presenta adaptaciones convergentes con los mamíferos semiacuáticos como nutrias y castores actuales, llegaría a pesar tan solo entre 500 y 800 gr, sin embargo era el mamífero más grande del Jurásico. También se encontró a Volaticotherium antiquus el cual se considera el planeador más antiguo conocido, que poseía una membrana de piel elástica y resistente similar al de las ardillas voladoras actuales.
Pero en 2011 se dió a conocer el Juramaia sinensis, un mamífero euterio, es decir, que sus embriones permanecen en el útero de la madre y se alimentan a través de una placenta, también llamados placentarios. Juramaia sinensis es el mamífero placentario más antiguo que se conoce ya que vivió hace 160 millones de años. Este animal pesaba unos 15 gramos, era insectívoro y de acuerdo a la parte recuperada de su esqueleto, probablemente trepaba por los árboles introduciendo su agudo hocico en las hendiduras en busca de alimento.
Estas adaptaciones y su pequeño tamaño le permitieron a Juramaia sinensis y a otros mamíferos similares sobrevivir a los grande reptiles que se encontraban en pleno apogeo. Podía escabullirse con facilidad, trepar rápidamente los árboles y alimentarse tanto de noche como de día. A veces la evolución da saltos inesperados, y al menos por el momento, los mamíferos están lejos de poder dominar la Tierra. Este reino ya tiene dueño, los magníficos dinosaurios que hoy nos asombran y fascinan, pero eso no será por mucho tiempo, estos animalitos del tamaño de una ratón serán los herederos del reino.
Período Cretácico (hace 145-66 Ma): herederos de una dinastía
Un nuevo período se presenta y con él llega el último desafío que nuestros ancestros deben afrontar: sobrevivir a la última extinción masiva. Sin embargo un nuevo mamífero hace su aparición sobre la tierra hace 125 millones de años, uno con la capacidad de depredar pequeños dinosaurios. Se trata del Repenomamus, el más grande mamífero del período Cretácico, de unos 1,2 metros de longitud y 20 kg de peso. Similar en apariencia al actual “Demonio de Tasmania”, con patas cortas en comparación con su cuerpo. Un espécimen de Repenomamus fue descubierto con un joven y pequeño Psittacosaurus (dinosaurio con pico de loro) preservado en su estómago.
El Repenomamus desmiente la suposición de que los mamíferos conocidos del período Cretácico, eran pequeños insectívoros nocturnos, similares a las musarañas. Se pensaba que los animales mayores a un metro de longitud eran esencialmente dinosaurios, y otros reptiles como cocodrilos, y que solo después de la Extinción masiva del Cretácico-Terciario (que eliminó a los dinosaurios y permitió la diversificación de los mamíferos durante el Cenozoico) los mamíferos tomarían ese lugar. Sin embargo Repenomamus nos permite conocer que también había mamíferos depredadores, no tan grandes como los dinosaurios de ese entonces, pero con la capacidad de subsistir, pero, ¿cómo fue que los mamíferos sobrevivieron a la extinción masiva que acabó con los dinosaurios?
Hace 66 millones de años en el Golfo de México un asteroide de unos 9 km de diámetro impactó sobre la Tierra a una velocidad de 75.000 km/h, haciendo que rocas incandescentes se eleven hacia el cielo, provocando un cráter de uno 150 km de diámetro, dispersando partículas de roca fundida por toda la tierra junto con una enorme nube de gases y polvo a alta temperatura. Estas partículas llenarían la atmósfera irradiando calor hacia la superficie, incluso la vegetación más verde se secaría y comenzaría a arder, provocando un incendio global. Más del 70% de las especies que poblaban entonces la Tierra (tanto marinas como terrestres) desaparecieron por completo, casi de repente. Pero algunos pocos lograron sobrevivir, heredando la Tierra ahora libre de los dinosaurios. ¿Cómo lo lograron?
Algunos científicos sostienen que las madrigueras subterráneas y los entornos acuáticos donde los primeros mamíferos se ocultaban de los dinosaurios consiguieron también protegerlos del breve, pero drástico, aumento de las temperaturas. Luego de varios días de un calor extraordinario, la temperatura superficial de la Tierra descendió hasta niveles compatibles con la vida, y los pequeños mamíferos pudieron empezar a salir de sus madrigueras, para encontrarse con un mundo devastado y completamente distinto del que habían conocido hasta entonces. Devastado, sí, pero del que aún era posible obtener alimento, siempre que se tuviera una dieta adecuada ya que podían comer insectos y plantas acuáticas, que seguían siendo relativamente abundantes tras el impacto del meteorito. Así que, a medida que los dinosaurios supervivientes fueron a su vez desapareciendo, los mamíferos empezaron a proliferar. Fue entonces cuando empezaron un proceso de diversificación que les ha llevado a poblar prácticamente todos los rincones del planeta con una infinidad de especies, entre ellas la nuestra.
Fue gracias a la caída de ese meteorito gigante que en la Tierra se dieron las condiciones para la subsistencia de nuestros ancestros, supervivientes de la historia de la Tierra. La historia de los mamíferos es larga y llena de controversias y enigmas que hasta el día de hoy no están del todo claros. Pero algo es seguro, se trata de un grupo de animales que supieron sobreponerse a la adversidad, adaptándose, sobreviviendo y finalmente dominando. Somos el reflejo y el resultado de millones de años de evolución, pero nuestra historia sigue. De nosotros depende que continuemos este camino en armonía con el resto de las especies y espacios que nos rodea.
Era Cenozoico (hace 66 Ma): dominio
Tras la extinción de los dinosaurios y la supervivencia de algunos pocos grupos biológicos, comienza una nueva era, en la que los mamíferos dominan la Tierra hasta nuestros días. El largo camino recorrido se ve ahora repleto de nuevos retos. Sin la presencia de los grandes reptiles, todo pareciera ir más fácil para ellos, pero no es así. La Tierra sigue recuperándose, y nuevas especies pronto surgirán, es el momento de comenzar desde cero, y afrontar este nuevo desafíos. Pronto los mamíferos se verán envueltos en una nueva competencia por la supremacía y dominio de la Tierra. Sus antiguos rivales gigantes, los dinosaurios, ya no están en la Tierra, pero los mamíferos no fueron los únicos supervivientes de su catastrófico final…
Continuará…
Gabriel Pérez Álvarez – Geología