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Los ecosistemas de Córdoba

Los ecosistemas son complejos ensambles entre organismos vivos que interactúan entre sí y con el entorno en el que habitan, generando una intrincada red de vida íntimamente relacionada con los flujos de agua, suelo, nutrientes y energía que ocurren constantemente y de los cuales dependen. Si bien podría pensarse que esto incluye solamente a los ambientes “naturales”, también están incluidos los ambientes creados por el ser humano. Por lo tanto, desde las ciudades hasta las tierras de cultivo, mares y bosques, todos los seres vivos dependemos de ecosistemas saludables para nuestro bienestar, salud y supervivencia. 

En la provincia de Córdoba, existe una gran diversidad de ecosistemas. Cada uno de ellos presenta condiciones climáticas, de suelo, hidrológicas, florísticas y faunísticas particulares. De manera que contiene una mezcla geográficamente distintiva de especies, comunidades naturales y condiciones ambientales, con importantes procesos ecológicos y evolutivos que ocurren constantemente. En el entorno académico, se a estos ecosistemas se los denomina zonas fitogeográficas, que corresponden a regiones delimitadas que comparten similares características en cuanto a su clima, suelos, precipitaciones y vegetación.

En la figura se muestran la ubicación y extensión de las zonas fitogeográficas más relevantes de la provincia de Córdoba, y a continuación haremos una descripción de sus características particulares.

Zonas fitogeográficas definidas por el Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Córdoba.

 

Zona 1- Mar de Ansenuza y bañados del Río Dulce

Al noreste de la provincia se encuentra la gran laguna de Ansenuza y bañados del Río Dulce. Esta región posee una geografía que alterna praderas inundables, bosques secos, depresiones pantanosas, y el valle graminoso del río Petri o Dulce que culmina en Ansenuza, una de las lagunas de agua salada más extensas del planeta, la laguna Mar Chiquita. El suelo de la región es predominantemente salino, con escaso drenaje y marcados ciclos de inundaciones y retirada de aguas. Esto determina las comunidades vegetales que allí se desarrollan, así como la fauna que las habita, las cuales están adaptadas a este ambiente. De hecho, las especies que han adquirido estas adaptaciones no podrían sobrevivir en otros ambientes con condiciones más equilibrados y estables. Por ejemplo, el Cachiyuyo (Atriplex lorentzii) y los “Jumes” (Heterostachys ritteriana, Allenrolfea patagonica y Allenrolfea vaginata) poseen la capacidad de sobrevivir en suelos con altas concentraciones de sal y, en las temporadas de inundaciones del Río Dulce, pueden permanecer saturados o con algunos centímetros de agua aflorante. Caso contrario ocurre con la actividad productiva tradicional, la cual no se ha podido adaptar a estas condiciones ambientales y su desarrollo sigue siendo bajo y artesanal. Sin embargo, es considerado un sitio clave para la conservación de la biodiversidad a nivel global y provee de invaluables servicios ecosistémicos para la provincia. Prueba de su importancia es que en 2002 fue declarado Humedal de Importancia Internacional por la Convención Ramsar y en 2021 se inició la última etapa para ser considerada un Parque Nacional, la mayor categoría de protección que se ofrece en Argentina. Además de otros títulos y reconocimientos de alto valor ecológico a nivel internacional. 

Las bandadas de Flamencos (Phoenicopterus chilensis) y Parinas (Phoenicoparrus andinus y Phoenicoparrus jamesi) son habitantes frecuentes de la laguna de Ansenuza y los bañados del Río Dulce. En el primer caso suelen verse las bandadas durante todo el año, pero las parinas visitantes suelen verse sólo en invierno, cuando descienden de sus áreas de cría ubicadas en las lagunas altoandinas.

Zona 2- Salinas

Al noroeste de la provincia se encuentran las Salinas. Las precipitaciones en esta región son las más bajas de toda la provincia, con 300 mm anuales e incluso con años completos de sequía alternados con periodos de grandes lluvias. Se cree que el suelo debe su origen a antiguos ríos y lagos que cubrían la zona y que alcanzaron su máxima extensión durante los periodos glaciares del Pleistoceno (entre 2 millones y 10000 años atrás). Pero que con el paso del tiempo se fueron secando, dejando depositado en el sustrato los minerales que poseían. Actualmente, podemos encontrar una superficie cristalina de cloruro de sodio, sulfato de sodio y magnesio, sulfato de calcio y otras sales, seguida de una capa de lodo oscuro y arenas gredosas amarillentas. Estas condiciones prácticamente impiden el desarrollo de vegetación y se tornan un desafío para la vida de animales. Sin embargo, a medida que el suelo se eleva la salinidad disminuye y aparecen especies halófitas (fisiológicamente resistentes a la salinidad), seguidas paulatinamente de una vegetación similar a la del bosque chaqueño. El Suri o ñandú (Rhea americana) y el conejo de los palos (Pediolagus salinicola) son algunos de los animales que se atreven a internarse en esta gran llanura blanca.  

En la homogeneidad del salar se destacan los piletones de donde se extrae la sal que luego será procesada para consumo familiar.

Zona 3- Bosque chaqueño

En la zona del Norte y Noroeste Cordobés se extiende el gran Chaco, una región con marcada estacionalidad y precipitaciones que disminuyen de Este a Oeste), y temperaturas máximas que pueden llegar a los 45 °C. La mayor parte de su territorio se encuentra fragmentado entre tierras cultivadas o de uso ganadero, zonas de bosques degradados o arbustales y remanentes de bosques originales. Debido a las condiciones climáticas adversas, la vegetación nativa se caracteriza por desarrollar madera fuerte y resistente, con hojas coriáceas pequeñas, y gran cantidad de espinas, como es el caso del quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco). Todas adaptaciones que evitan la pérdida de agua y permiten el crecimiento en altura. La fauna también es muy variada y se encuentra influenciada por la estacionalidad de la región. Por ejemplo, especies de anfibios como la ranita llorona (Physalaemus biligonigerus) presentan mayor actividad durante el periodo húmedo, con un ciclo reproductivo explosivo que se limita a unos pocos meses, y durante los periodos secos se entierran reduciendo su metabolismo.

La ranita llorona (Physalaemus biligonigerus), frecuente habitante del Chaco, debe su nombre a sus cantos típicos similares a un llanto o el maullido de un gato, tornándose ensordecedor el día de lluvia y en charcas de agua estancada.

Zona 4- Bosque serrano

Sobre el faldeo de las sierras chicas y parte baja de las sierras grandes, entre los 500 y 1300 msnm, se encuentra el Bosque Serrano, como parte de la región chaqueña. El principal factor que determina su estructura e identidad es la topografía. La gran cantidad de hondonadas, valles y crestas, provocan la formación de «pisos» o «cinturones» de vegetación. Tanta heterogeneidad se traduce en una gran variedad de especies de características diversas. Por ejemplo, en los faldeos occidentales de las sierras del noroeste, abunda el Orco-quebracho (Schinopsis marginata), cuyos bosques adoptan una bella coloración rojiza a finales del invierno. En la pampa de Pocho se puede divisar aislada o en grandes grupos a la Palma Caranday (Trithrinax campestris), cuya hoja es históricamente utilizada para elementos tales como escobas, sopladores, cestas y sombreros. Además, esta zona abunda en diversidad de animales, sobre todo de aves e insectos. El carpintero negro (Dryocopus schulzi) y la Chinche molle (Agathemera crassa) son algunos ejemplos. Esta región es de las más afectadas por el sobrepastoreo de animales domésticos, la deforestación y la ocurrencia de incendios intencionales cada año, afectando directamente a los bosques y todos los seres vivos que lo habitan y que dependen de ellos.

La palma caranday (Trithrinax campestris) se extiende formando una amplia franja al norte de la provincia, ocupando las áreas de valles con suelos más profundos y manifestándose en forma marcada en el departamento Tulumba.

Zona 5- Pastizales, arbustales y bosquecillos de altura

En las sierras grandes o altas cumbres, el suelo es poco profundo y presenta muchas afloraciones de roca madre. Este factor, sumado a las bajas temperaturas, fuertes vientos y relativamente altas precipitaciones, determinan el tipo de vegetación que allí se desarrolla. A partir de los 1000 msnm podemos encontrar principalmente pastizales y pajonales, sumados a algunos bosquecillos de altura cuyo crecimiento está limitado a las quebradas, en dónde el suelo es más profundo y están más protegidos de las inclemencias ambientales. Una especie característica de la zona es el Tabaquillo (Polylepis australis) cuya corteza se descascara en finas láminas y su población se encuentra aislada de su principal área de distribución al noreste del país. Además, este territorio es uno de los pocos refugios en la provincia de muchas especies de animales como el Puma (Puma concolor) o el Condor (Vultur gryphus), que conviven con otras especies, muchas de ellas endémicas, es decir que sólo habitan en este territorio y en ningún otro del mundo, como la anita de cuatro ojos de Achala (Pleurodema kriegi) y el escuercito de achala (Odontophrynus achalensis).

El Puma (Puma concolor) es el felino más grande de la provincia y uno de los depredadores tope. Quiere decir que se encuentra en lo más alto de la cadena trófica y su presencia regula directa o indirectamente las poblaciones de todas las especies con las que cohabita.

Zona 6- Espinal

Originariamente, la región del Espinal era la más extensa de la provincia, pero en la actualidad, se reduce a un mosaico de bosques aislados dentro de una matriz de tierras cultivadas o de uso ganadero. Es una región de suelos, temperaturas y precipitaciones variables, rondando entre los 9 a 24 °C y los 400 a 900 mm anuales. Su heterogeneidad le atribuye una gran diversidad de especies vegetales y animales, dentro de las que se encuentra el conocido Algarrobo (Prosopis sp.). Este árbol tuvo categoría de divino para los pueblos originarios ya que de sus frutos, madera, hojas y corteza se pueden extraer gran cantidad de productos para diversos usos. Además, esta región es hogar de arácnidos gigantes como la Tarantula (Grammostola sp.) y de una gran diversidad de aves como la Monjita blanca (Xolmis irupero) o el casi extinto Cardenal amarillo (Gubernatrix cristata). 

Bosque espinal colindante a un terreno de uso ganadero en la estancia Yucat.

Zona 7- Estepa pampeana

En el sureste de la provincia se extienden los pastizales de la estepa pampeana. Sus límites son difíciles de precisar ya que, al igual que la región del espinal, la vegetación original ha sido reemplazada casi por completo por tierras de producción intensiva para agricultura y ganadería. Originariamente era una gran extensión de pastizales naturales, dónde se alternaban pajonales altos con praderas de pastos bajos, salpicados de pequeñas lagunas y bañados. La región recibe entre 600 a 900 mm anuales y las temperaturas varían entre 10 y 24 °C. Sus suelos, ricos en materia orgánica, sostienen la actividad productiva del país. Esto ha causado la disminución de su fertilidad a causa del uso intensivo lo que ha generado una aplicación desmedida de fertilizantes industriales para la continuación del desarrollo de estas actividades de explotación de los recursos. Tal cambio drástico en su identidad vegetal ha resultado en una reducción de las comunidades animales que allí habitan. De esta manera, es usual observar a aquellas especies más adaptables o versátiles a estos cambios como los Chingolos (Zonotrichia capensis) u Horneros (Furnarius Rufus). Otras especies representativas de los pastizales son el Tordo amarillo (Pseudoleistes virescens), Venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), Cardo santo (Argemone subfusiformis) y más de 370 especies diferentes de gramíneas (pastos).

Pichones de ñandú (Rhea americana). Esta especie, habitante típica de la región pampeana y de pastizales, ha quedado presa de los alambrados y sus reducidas poblaciones sobreviven gracias a la buena voluntad de algunos propietarios.

Ambientes urbanos

Los ambientes previamente descritos son los que originariamente ocupaban el territorio de la provincia de Córdoba. Sin embargo, actualmente es imperativo incorporar la presencia de otros sistemas nuevos como parte del ambiente cordobés: las zonas urbanas. Las características climáticas que presentan son diferentes con respecto a las zonas aledañas menos modificadas. El volumen de precipitaciones suele ser mayor, mientras que la temperatura se eleva entre 0,5 y 0,8 °C más de lo normal. Esto se debe a la gran cantidad de concreto que contienen, el cual absorbe y conserva el calor del sol, así como la gran cantidad de partículas en suspensión y contaminantes químicos que se encuentran disueltos en su atmósfera. La extensa homogeneidad de las ciudades, reduce drásticamente la diversidad biológica que allí puede habitar, por lo que sus comunidades presentan características propias que, en muchos casos, están sujetas a la manera de consumo y elección de las personas con las que cohabitan. En general, se trata de especies altamente versátiles, con dietas variadas y adaptables a la modificación de hábitat, dentro de los que destacan murciélagos, insectos y aves. Además, estas regiones son la cuna de especies exóticas introducidas por el ser humano, como el Siempre Verde (Ligustrum lucidum) y el gato doméstico (Felis catus), que suelen terminar desplegándose a zonas naturales y generando problemas para las comunidades nativas originarias. Si bien, dado el formato actual de las urbes, es difícil pensar una ciudad en armonía con su entorno natural, existen cada vez más ejemplos que evidencian su factibilidad y demuestran las ventajas que conllevan, tanto para las especies nativas como para las personas que allí habitan.

Postal de la ciudad de Córdoba.

REIMAGINA – RECUPERA – RESTAURA

Para promover este tipo de prácticas amigables con el ecosistema y la restauración de las zonas naturales degradadas, este 2021 se proclamó al 5 de junio (día internacional del medio ambiente) como el inicio del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas. Una misión global que pretende prevenir, detener y revertir el daño que se le ha ocasionado al ambiente desde hace ya demasiado tiempo. Su principal motor son los individuos de todo el planeta, por lo que, bajo el lema juntos podemos ser la #generaciónrestauración, invita a cada persona que reflexione sobre la forma en que consume, a las empresas a desarrollar modelos más ecológicos, a los agricultores y fabricantes a producir de manera más sostenible, a los gobiernos a invertir en la reparación del ambiente, a los educadores a inspirar a los estudiantes a actuar y a los jóvenes a construir un futuro más verde. 

Actualmente la situación es alarmante y el planeta está a un paso de un cambio climático potencialmente catastrófico. Cada tres segundos se pierde la superficie de bosque equivalente a un campo de fútbol. Esta pérdida está privándonos de sumideros de carbono y otros servicios ecosistémicos esenciales que nos posibilitan llevar una calidad de vida saludable y sustentable en el tiempo. La aparición del COVID-19 también ha demostrado las consecuencias de la pérdida de ecosistemas. A nivel global, al reducir el área de hábitat natural para los animales, hemos creado las condiciones ideales para que los patógenos, incluidos los coronavirus, se propaguen. Debido a la excesiva explotación de animales para consumo humano y al desplazamiento de los animales de sus hábitats por deforestación y otras actividades de cambio de uso de suelo, al ser menor el área con la que cuentan los animales para alimentarse genera que se aproximen e ingresen a zonas urbanas para acceder a una mayor oferta alimenticia. Esto produce una mayor interfaz de encuentro entre los humanos y el resto de los animales, propiciando de esta manera, la trasmisión de enfermedades, conocido como zoonosis. Pero, además, el confinamiento ha evidenciado a nivel individual la importancia de la interacción con el ambiente en la cotidianeidad. Observar el follaje de los árboles, oír el canto de las aves o caminar bajo el sol son algunos de los pequeños placeres que comenzamos a considerar necesarios. Por lo tanto, mantener la naturaleza y los ecosistemas saludables, no sólo es importante para detener el colapso global a corto y largo plazo sino para mejorar la calidad de vida en el día a día de cada una de las personas.

Actualmente, en la provincia de Córdoba, se encuentran trabajando diversos grupos que llevan a cabo acciones de restauración. Por ejemplo, organizaciones no gubernamentales como Ecosistemas Argentinos, institutos de la Universidad Nacional de Córdoba como el CERNAR o grupos de personas autogestionadas trabajan para restaurar los bosques de Tabaquillo y suelos erosionados en las Altas cumbres, generan nuevos plantines de árboles nativos, realizan acciones de reintroducción de especies animales, trabajan con lugareños para optimizar sus prácticas de trabajo o llevan a cabo jornadas de educación y concientización. Apoyar alguna de estas iniciativas y agrupaciones es una buena manera de colaborar a mejorar la salud propia y del ambiente. Sin embargo, también se pueden llevar a cabo acciones individuales o campañas autogestionadas que requieren de una mínima formación y esfuerzo, pero conllevan un gran impacto positivo para el ecosistema que nos rodea. Por ejemplo, desde las ciudades se puede reducir la cantidad de basura compostando lo orgánico y contactando a empresas de acopio de reciclables secos (como Ecolink o Cyclear); se puede reducir el uso de plásticos descartables con bolsas de tela y eligiendo productos envueltos en materiales reciclables; se puede elegir transportarse en colectivos, en bicicleta o a pie para reducir la quema de combustibles fósiles (además de reducir el tránsito y los bocinazos) … Los ejemplos e ideas son innumerables pero el objetivo es el mismo: reducir el impacto y crear un ambiente más sano para nosotros y las generaciones futuras. Con una búsqueda rápida en internet se puede obtener más información sobre qué acciones llevar a cabo. Aquí facilitamos el link del Día Mundial del Medio Ambiente, en donde se ofrece una guía práctica con ideas, concejos y sugerencias para inspirar acciones de restauración y cambios positivos en todas las personas (https://www.worldenvironmentday.global/es). 

El antes y el después de la restauración con Tabaquillos en la Quebrada de los refugios, Los Gigantes. Años 2000 y 2020.