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Evolución de la búsqueda de vida inteligente extraterrestre

Hace cientos de años que la humanidad se interesa acerca de la existencia de vida más allá de la Tierra tanto desde el punto de vista filosófico, teológico como científico.

Un interés que creció en el interior de la comunidad científica a partir del inicio de la era tecnológica del siglo XIX.

Parte de aquellos científicos se ha especializado en la búsqueda de vida inteligente extraterrestre.

A esa comunidad de interés científico perteneció el radiastrónomo estadounidense Frank Drake.

Introducción a Drake

En 1961, durante un encuentro en el Observatorio de Green Bank (estado de Virginia Occidental de Estados Unidos), Drake elaboró una expresión matemática que, en principio, permitiría estimar el número de civilizaciones extraterrestres en la Vía Láctea que poseyeran tecnología adecuada para enviar y recibir mensajes y que fuera compatible con la terrestre.

Tal sería el caso de los radiotelescopios.

A pesar de lo ambicioso de este propósito, análisis recientes de la comunidad científica sugieren que la ecuación de Drake debería entenderse no sólo como un formalismo matemático.

De hecho, el doctor en Astronomía y ex director del Observatorio del Vaticano, el sacerdote José Funes, actualmente caracteriza la ecuación de Drake como “una especie de mapa mental que facilita la descripción de la compleja problemática acerca del hallazgo de inteligencia extraterrestre en el universo”.

Figura 1

Frank Drake

Nota. Adaptado por Plaza Cielo Tierra de Frank Drake [Fotografía], NRAO/AUI/NSF. ( https://public.nrao.edu/gallery/frank-drake/ ). CC BY 3.0.

Nota. Adaptado por Plaza Cielo Tierra de Frank Drake [Fotografía], NRAO/AUI/NSF. ( https://public.nrao.edu/gallery/frank-drake/ ). CC BY 3.0.

Expresión clásica de la ecuación de Drake

En la ecuación de Drake, N es el número de civilizaciones en la Vía Láctea cuyas emisiones electromagnéticas (básicamente, ondas de radio) serían detectables.

Vale destacar que José Funes (Funes, J., 2023) propone agrupar los factores de la ecuación en tres grupos:

Factores astronómicos

tasa anual de formación de estrellas en nuestra galaxia.


fracción de estrellas de la Vía Láctea que contienen sistemas planetarios.

 


número promedio de planetas que pertenecen a estos sistemas planetarios con un ambiente adecuado para la vida.

 

Factores biológicos


fracción de planetas con ambiente adecuado para la vida en los que la vida realmente aparece.

 


fracción de planetas de planetas con vida en los que se ha desarrollado vida inteligente.

Factores sociales


fracción de planetas con vida inteligente con civilizaciones que desarrollan tecnología que transmiten signos detectables de su existencia.

 

 

tiempo, medido en años, de actividad tecnológica en el que tales civilizaciones envían signos detectables.

 

Factores astronómicos

El primero de los parámetros a analizar es la tasa de formación de estrellas en la Vía Láctea.

En este sentido resulta importante destacar las estrellas a las que estos mundos están vinculados gravitacionalmente.

Aunque las estrellas nacen con diferentes tamaños y masas, en el marco de la ecuación de Drake interesan aquellas semejantes al Sol del sistema solar de la Tierra.

Al respecto Funes señala que las estrellas de masas pequeñas, como el Sol, son bastante comunes. Ese carácter “aumenta” las probabilidades de encontrar vida tal como la conocemos.

El siguiente factor de la Ecuación de Drake refiere a la fracción de estrellas en la Vía Láctea que contienen sistemas planetarios.

En particular, planetas similares a la Tierra (o incluso de mayor tamaño).

El conocimiento sobre este factor ha avanzado notablemente desde que se propuso la fórmula de Drake hasta nuestros días.

En un principio se estimaba que una de cada dos estrellas albergaba un sistema planetario. Hoy en día se estima que el factor es 1.

Sin embargo, estudios recientes realizados por Robert Stern, de la Universidad de Texas en Dallas, y Taras Gerya, del ETH de Zúrich, sugieren que la presencia de continentes, junto con la tectónica de placas a largo plazo, es fundamental para crear entornos con climas y ecosistemas variados.

Esto, a su vez, facilita el desarrollo y la evolución de la vida, permitiendo, quizás, la aparición de civilizaciones avanzadas.

Es por ello que los autores de la investigación mencionada, proponen añadir dos factores adicionales a la ecuación de Drake:

la fracción de planetas habitables con continentes y océanos, y la fracción de planetas con tectónica de placas activa durante al menos 500 mil años.

Figura 2
Principales placas tectónicas y tipos de bordes

Placas tectónicas y tipos de bordes

Nota. Adaptado de Ciencias de la Tierra, Una introducción a la geología física (p. 52), por E. J. Tarbuck y F. K. Lutgens, 2005, Pearson Educación.

Por último, valga destacar la zona de los planetas denominada zona habitable, que depende de muchos factores:

*la distancia entre el planeta y su estrella;

*la masa del exoplaneta;

*las características de la atmósfera del planeta; parámetros de sus órbitas, y

*los efectos de marea que provoca la estrella respecto de los planetas que le orbitan.

Figura 3
Zona de habitabilidad de la estrella que orbita el planeta 55 Cancri “f”

Zona de habitabilidad de la estrella que orbita el planeta 55 Cancri “f”

Nota. Adaptado por Plaza Cielo Tierra de Órbita del planeta 55 Cancri “f” y zona de habitabilidad de la estrella que orbita (en verde) [Ilustración], 2009, NASA (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:55cnc2a.jpg) . CC0.

Los términos biológicos

Dentro del campo disciplinar de la Biología, el primer parámetro a analizar es la fracción de planetas en una región habitable donde la vida efectivamente aparece.

Según José Funes, la evaluación de este factor depende fundamentalmente del conocimiento de nuestra propia biosfera, que por ahora es la única conocida.

Por ello, cualquier extrapolación es, por ahora, pura especulación.

Sin embargo, es interesante destacar que estudios recientes que buscan ampliar la utilización de la ecuación de Drake para la búsqueda de seres extremófilos argumentan que estos seres podrían dejar rastros (biomarcadores) en las respectivas atmósferas de los exoplanetas.

Los seres extremófilos son especies que sobreviven a condiciones radicales tales como son las temperaturas extremas, las altas presiones, la radiación, entre otras.

De allí que aquellos últimos estudios propongan agregar como parámetro la fracción de planetas donde la vida produce una marca detectable de gas (restos de lípidos, aminoácidos, entre otros).

Figura 4
Extremófilos del tipo termófilo producen algunos de los vistosos colores de la fuente termal Grand Prismatic Spring, en el Yellowstone National Park.

Extremófilos del tipo termófilo producen algunos de los vistosos colores de la fuente termal Grand Prismatic Spring, en el Yellowstone National Park.

Nota. Adaptado por Plaza Cielo Tierra de Lago con vapor blanco [Fotografía], 2016, Pexels (https://www.pexels.com/photo/lake-with-white-steam-261397/). CC0.

Los términos sociales

Existen dos términos sociales. Por un lado, la relativa a la fracción de civilizaciones inteligentes que desarrollasen tecnologías capaces de enviar señales pasibles de ser detectadas en la Tierra.

Y por otro lado, el tiempo durante el cual una civilización tecnológicamente avanzada permanecería activa, es decir, con capacidad de enviar señales decodificables.

Tal como menciona en el libro citado, José Funes, estos factores plantean cuestiones vinculadas con la historia evolutiva del Homo sapiens (y de la humanidad propiamente dicha), lo que a su vez conduce a formular una serie de profundos interrogantes:

*¿qué es una civilización?

*¿cómo surge?

*¿cuáles son algunos ejemplos de civilizaciones?

*¿cuánto tiempo han perdurado?

*¿existen factores que precipitan el declive de las civilizaciones?

Figura 5
Emplazado en el llano Chajnantor del Desierto de Atacama, uno de los lugares más altos ( 5 029 metros) y más secos del planeta, emerge el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), el mayor radiotelescopio del mundo. 

 

Emplazado en el llano Chajnantor del Desierto de Atacama, uno de los lugares más altos ( 5 029 metros) y más secos del planeta, emerge el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), el mayor radiotelescopio del mundo. Un proyecto fruto de la asociación internacional europea (Oficina Espacial Europea), de Estados Unidos (National Radio Astronomy Observatory) y de Japón (Observatorio Astronómico Internacional de Japón) en colaboración con la República de Chile.

Nota. Adaptado por Plaza Cielo Tierra de ALMA alcanzó un número récord de horas de observación en su ciclo 10 [Fotografía], 2024, ALMA (https://www.almaobservatory.org/en/announcements/alma-achieved-record-number-of-observing-hours-in-cycle-10/). CC BY 4.0.

A modo de cierre

En conclusión, la existencia de planetas habitables y la evolución de vida avanzada podrían ser mucho más extrañas de lo que se creía.

Es posible que la vida “compleja” pudiera aparecer con relativa facilidad. El desarrollo de inteligencia y de sociedades tecnológicas probablemente dependa de una serie de coincidencias poco comunes, similares a las que permitieron la evolución humana tras la extinción de los dinosaurios.

 

Referencias

  • Funes, J. G., Lares, M., Abrevaya, X., Asla M. y Florio, L. (2023). La búsqueda de vida inteligente extraterrestre: un enfoque interdisciplinario. Editorial de la Universidad Católica de Córdoba.
  • Torres-Payoma, F., López Munévar, M. J. ., Cuervo Say, J. C., y Andrade Suarez, A. V. (2020). Determinación estadística de vida extraterrestre extremófila basado en la ecuación de Drake-Maccone. ECBTI Working Papers, 1 (2), 1-10. https://doi.org/10.22490/ECBTI.4368
  • Dvorsky, G. (30 de mayo de 2024). We really are alone in the galaxy, an updated formula on alien intelligence suggests. Quartz. Recuperado septiembre 2024. https://qz.com/drake-equation-update-fermi-paradox-intelligent-life-1851507963

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