En 2016, durante el monitoreo de una supernova ubicada en una galaxia espiral lejana, los astrónomos pudieron identificar un punto de luz que comenzaba a brillar. Se trataba de Ícaro, una estrella mucho más brillante y caliente que nuestro sol, cuyo análisis de su luz mostró que es una estrella de tipo supergigante azul; su brillo creció durante varias semanas haciendo posible su detección, pero al margen de estas particularidades, Icaro no es una estrella más, sino que se ha convertido en la estrella más lejana observada hasta hoy.
Este descubrimiento ha sido posible no sólo gracias a la utilización del Telescopio espacial Hubble, sino también a un proceso conocido como Lentes Gravitacionales.
Durante el 2011, esta misma zona de cúmulos de galaxias ya había sido registrada por el telescopio espacial, sin embargo fue en el 2016, durante la observación de una supernova, cuando el telescopio espacial captó la luz de la estrella, emitida cuando el universo tenía aproximadamente el 40% de su edad actual, es decir unos 4.400 millones de años después del Big Bang.
Pero fue gracias a las lentes gravitacionales que esto último pudo ser posible, puesto que éste proceso es generado por cuerpos masivos ubicados entre la Tierra y el objeto en cuestión (en este caso Icaro), que se ocupan de curvar la luz que emite y magnificar su brillo. Las lentes gravitacionales actúan como si pusiéramos una lupa en frente de la estrella. Este efecto es generado por la gravedad de un cúmulo de galaxias MACS J1149 + 2223 , ubicado a 5000 millones de años luz de la Tierra, y les permitió a los astrónomos la detección de Icaro. La lente gravitacional generada por el cúmulo magnificó 2000 veces el brillo de Icaro, convirtiéndola en una estrella detectable para el telescopio espacial. Si no hubiese existido esta lente gravitacional, sólo con la capacidad del telescopio espacial no hubiese sido suficiente para poder detectarla.
La estrella supergigante, oficialmente llamada MACS J1149 + 2223 Lensed Star 1 vive a una distancia de más de la mitad del universo observable, por lo cual, a pesar de su brillantez, su luz tardó 14.400 millones de años en llegar a la Tierra, convirtiéndola en la estrella más lejana posible de observar y en la primera estrella individual, observada y magnificada a través de una lente gravitacional. Recordemos que actualmente se acepta que el universo se inició con el estallido denominado ”Big Bang”, hace 14.600 millones de años, lo que significa que recién ahora hemos recibido la luz de una estrella que se formó muy poco después, y muchísimo antes de que se formara nuestro Sol, la Tierra y todos los planetas de nuestro sistema. ¡Quién sabe si aún exista esta estrella!
Descubrimientos de esta magnitud ofrecen nuevos indicios sobre la formación y evolución de las estrellas en el universo temprano, permitiendo también ampliar el conocimiento y las teorías sobre la naturaleza de la materia oscura distribuida en el espacio.
Será el telescopio espacial James Webb, que aún se encuentra en fase de desarrollo, quien hará uso y provecho del fenómeno de las lentes gravitacionales para estudiar la evolución de las primeras estrellas del universo con un nivel de detalle nunca antes alcanzado.
Fuentes:
https://hubblesite.org/image/4127/news
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/actualidad/hubble-detecta-estrella-mas-lejana_12550
http://www.astro.ucla.edu/~wright/Dltt_is_Dumb.html