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Por Claudia Herrera

Mientras filmaban imágenes para un documental de History Channel, un grupo  de buzos halló restos del transbordador espacial Challenger. Los restos se encontraron semienterrados frente a la costa este de Florida (EE.UU.), en el área conocida como el triángulo de Las Bermudas. Las imágenes tomadas muestran restos de lo que fuera la cubierta del transbordador malogrado en 1986, y son las piezas más grandes halladas hasta el momento.  

Los exploradores de History Channel al momento del hallazgo con una de las piezas más grandes encontradas hasta ahora. Fuente: History Channel.

Las características del objeto, que mide poco más de seis metros de longitud, y la proximidad a la  que se encontró de la costa de Florida fueron los motivos que llevaron al equipo de History Channel a contactar a la NASA. Allí, los líderes de la agencia espacial estadounidense, a través del análisis de las imágenes y las características del artefacto hallado, pudieron confirmar que efectivamente se trataba de restos del transbordador espacial Challenger.

Luego de la explosión del transbordador, ocurrida el 28 de enero de 1986 a los 73 segundos de su despegue, la comisión Rogers, (en inglés Presidential Commission about the Space Shuttle Challenger Accident) integrada por el astronauta Neil Armstrong y el físico Richard Feynman (premio nobel de Física en 1965) entre otros, se encargó de realizar una innumerable cantidad de pericias descubriendo la causa del accidente: una falla en las juntas tóricas (anillos de goma que evitan las fugas de combustible). A causa de las bajas temperaturas propias de esa zona de Estados Unidos en invierno, se alteraron las propiedades físicas del material de los anillos que tenían por finalidad sellar los tanques de combustibles sólidos que propulsaba el transbordador. En consecuencia, el sellamiento falló. Así, un escape de oxígeno y de hidrógeno generó fuego en la zona del tanque de combustible, provocando la explosión y destrucción total de la nave espacial, que iba camino a cumplir su décima misión. 

El transbordador espacial, un medio de transporte reutilizable, tenía por objetivo transportar astronautas al espacio para realizar tareas de construcción o reparación de la estación espacial o telescopio espacial Hubble.

El despegue del transbordador espacial desde el centro espacial Kennedy de Florida en Estados Unidos.
Captura fotográfica tomada segundos después de la explosion cuando los restos del transbordador caían al mar. 

El lanzamiento fue transmitido en vivo y en directo a todo el país porque se trataba de la primera misión de un nuevo programa llamado Teachers in Space Project (Proyecto Profesores en el Espacio) que buscaba atraer de nuevo la atención del público hacia los programas espaciales tripulados. En aquella oportunidad fue la profesora Christa McAuliffe la persona seleccionada para convertirse en la primera civil en viajar al espacio. Por ello, la mayoría de los espectadores fueron estudiantes, miembros de las instituciones educativas de todo Estados Unidos, y también familiares de las víctimas quienes vieron con horror la transmisión en vivo de la explosión aquella mañana.

“Si bien han pasado casi 37 años desde que siete audaces y valientes exploradores perdieron la vida a bordo del Challenger, esta tragedia quedará grabada para siempre en la memoria colectiva de nuestro país. Para millones de personas en todo el mundo, incluido yo mismo, el 28 de enero de 1986 todavía se siente como si fuera ayer”, dijo el actual administrador de la NASA, Bill Nelson. “Este descubrimiento nos brinda la oportunidad de hacer una pausa una vez más, para elevar los legados de los pioneros que perdimos y reflexionar sobre cómo nos cambió esta tragedia. En la NASA, el valor central de la seguridad es, y debe seguir siendo para siempre, nuestra máxima prioridad, especialmente a medida que nuestras misiones exploran más del cosmos que nunca”. La última misión Challenger, denominada STS-51L, fue el vigésimo quinto vuelo del transbordador espacial y fue comandada por Francis R. “Dick” Scobee y pilotada por Michael J. Smith. La tripulación incluía a otros especialistas y a la maestra S. Christa McAuliffe.

Los miembros de la tripulación del STS-51L de la NASA durante un descanso en el entrenamiento de cuenta regresiva en el White Room. Crédito: NASA

Tras el accidente del Challenger, (y años más tarde, el protagonizado por el transbordador Columbia en el 2003), la NASA creó la Oficina de Seguridad y Garantía de la Misión, que en adelante se encargaría de desarrollar nuevos procedimientos de evaluación de riesgos y establecer un entorno en el que todas las personas involucradas en la misión pudiesen plantear sus inquietudes sobre seguridad.

Respecto al trozo de transbordador hallado, la NASA se encuentra actualmente considerando qué tipo de acciones adicionales se pueden tomar, pero aclaran que por ley, todos los artefactos del transbordador espacial que se puedan encontrar en diferentes zonas, tanto en el mar como en la tierra, son propiedad del gobierno de los Estados Unidos, y deben ser puesta a disposición de la agencia espacial.

Fuentes:

NASA Views Images, Confirms Discovery of Shuttle Challenger Artifact