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Cometas: del saber medieval a la actualidad

Durante la Edad Media el entendimiento acerca del cosmos estaba fuertemente influenciado por el modelo geocéntrico, que situaba a nuestro planeta, la Tierra, en el centro del universo. 

En este contexto los cuerpos celestes se entendían como objetos que se desplazaban de manera “regular y predecible” alrededor de la Tierra. 

Sin embargo, en ocasiones, ciertos fenómenos astronómicos eran interpretados como presagios que “anunciaban” cambios trascendentales, como la guerra entre algunos de los grandes reinos o imperios que existieron a lo largo de la historia de la humanidad. 

Un ejemplo emblemático de esta creencia la hallamos en el 1066, cuando la aparición  del cometa Halley en la región oriental del reino de Sussex, fue considerado un mal presagio. 

Al parecer, el paso del Halley habría provocado gran temor entre los sajones, “desmoralizado” a las tropas de Harold II y facilitado la victoria de Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, en la Batalla de Hastings. 

Este enfrentamiento es considerado el inicio de la conquista normanda de Inglaterra.

Impacto social y político de los cometas

El Halley también se hizo presente en el cielo en el año 1682, despertando nuevamente temor y fascinación en Europa. 

Las crónicas medievales, ilustraciones e incluso, las historias representadas por los bordados de los tapices antiguos reafirmaban la “popularidad” de los cometas como signos de cambios profundos, no sólo en el marco de la primitiva comprensión de los cielos como espacios inmutables y eternos, sino también en el plano de lo político y de lo social. 

Bajo la lupa de la ciencia

Hoy en día la ciencia astronómica ha logrado un profundo entendimiento de los cometas descartando desde la perspectiva de las ciencias duras cualquier vinculación con presagios de muerte o destrucción. 

Más bien, estos particulares fenómenos celestes han sido comprendidos como uno de los muchos componentes naturales que integran la dinámica de nuestro sistema solar.

Figura 1 Cometa Halley 

Nota. Adaptado de 1p/Halley {Fotografía} por Plaza Cielo Tierra, 1986, Science NASA (https://science.nasa.gov/solar-system/comets/1p-halley/). Giotto project, ESA.

Definición de cometas

Los cometas, cuyo nombre deriva del griego antiguo aster kometes, “estrella de pelo largo”, son cuerpos celestes que orbitan alrededor del Sol, principalmente en trayectorias elípticas. Esa característica de las trayectorias les otorga un periodo de traslación regular, similar al de los planetas o asteroides presentes en nuestro vecindario solar. 

Sin embargo, algunos cometas siguen órbitas parabólicas o hiperbólicas, es decir trayectorias abiertas que los hacen “escapar” del sistema solar tras acercarse al Sol. 

Figura 2 Cometa Diablo

Nota. Adaptado de 12P/Pons-Brooks popularmente conocido como Cometa Diablo {Fotografía} por Plaza Cielo Tierra, (2024), NASA, (https://www.nasa.gov/blogs/watch-the-skies/2024/04/05/when-and-how-to-spot-the-devil-comet/) Petr Horálek / Institute of Physics in Opava.

Cuando los cometas se acercan al Sol

Los cometas están compuestos principalmente por hielos de distintos elementos volátiles ( agua, dióxido de carbono, amoníaco, metano, entre otros.). Cuando un cometa se acerca al Sol, los hielos se subliman. Es decir, se transforman en gas.

Aquella es una característica distintiva de los cometas, pues los asteroides, por caso, no tienen materiales volátiles como para producir ese efecto.

En más detalle, cuando los cometas se encuentran a una distancia considerable del Sol, desarrollan una atmósfera difusa llamada coma, formada principalmente por gas y polvo. Y al alcanzar una mayor cercanía al Sol, las intensas temperaturas provocan la sublimación del hielo, liberándose, así, grandes cantidades de gases que se proyectan en dirección opuesta a la del Sol.

Aquel material sublimado acaba siendo arrastrado por el viento solar, y dando lugar así a la denominada cola

Sin embargo, es importante aclarar que los cometas no tienen una sola cola, sino dos: una formada por polvo y diminutas partículas sólidas, y otra compuesta por iones. Estos iones se generan cuando la radiación ultravioleta del Sol desprende electrones de los gases que rodean al núcleo del cometa, formando así partículas cargadas (iones).

Figura 3 Partes de un cometa

Nota. Adaptado de Comets Parts por Plaza Cielo Tierra {Fotografía} (2016), NASA, (https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/5/5d/Comet_Parts.svg/500px-Comet_Parts.svg.png). Dominio público.

Cometas de largo y corto periodo, cinturón de Kuiper y Nube de Oort

Como se ha mencionado en párrafos anteriores, los cometas orbitan alrededor del Sol en intervalos de tiempo regulares. 

De allí que existan cometas denominados de periodo corto que tardan hasta 200 años en orbitar alrededor del Sol. Dentro de aquella categoría se encuentran dos subtipos: aquellos con un periodo mayor a 20 años, como es el caso del cometa Halley; y aquellos con un periodo inferior a 20 años como son los cometas de la familia Júpiter. 

El cometa Halley, por ejemplo, “visita” la Tierra cada 76 años. Es el mismo objeto que fue observado en 1066 y 1682 (entre muchos otros momentos históricos), y que inspiró muchos de los presagios que se construyeron a lo largo de la historia.

Al igual que muchos otros cometas, el Halley proviene del denominado cinturón de Kuiper, una región (como si fuera una especie de anillo que envuelve al Sol) del sistema solar, que se extiende mucho más allá de la órbita del planeta Neptuno.

Sin embargo, la mayoría de los cometas tienen su origen en la denominada nube de Oort, una esfera hipotética situada en los confines del sistema solar, aproximadamente a 1 año luz de distancia (9 460 000 000 000 de kilómetros). 

En la nube de Oort se encuentran los denominados cometas de largo periodo, los que tardan más de 200 años en orbitar alrededor del Sol. 

Esos cuerpos están apenas ligados a la gravedad solar, lo que significa que el eventual paso cercano de una estrella podría alterar sus órbitas y enviar a algunos de ellos hacia el interior del sistema solar. 

Figura 4 Cinturón de Kuiper

Nota. Adaptada de Kuiper Belt diagram {Ilustración}por Plaza Cielo Tierra, (2014), Wikimedia Commons (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Kuiper_belt_diagram.png). CC-BY-SA-3.0.

Figura 5  Nube de Oort

Nota. Adaptado de nube de Oort {Ilustración) por Plaza Cielo Tierra, (2011), Red de espacio profundo de la NASA, (https://www.mdscc.nasa.gov/index.php/2025/03/11/el-cometa-del-siglo/). Dominio público.

Denominación y nomenclatura de los cometas

La nomenclatura actual de los cometas fue establecida por la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés) en 1994.

La primera letra de la designación indica la categoría del cometa, pudiendo ser:

  • P: cometa periódico de un período orbital menor de 200 años. En estos casos, se antepone un número que indica el orden de descubrimiento (por ejemplo, 1P es el Cometa Halley).
  • C: cometa no periódico o con período superior a 200 años.
  • X: cometa de órbita desconocida o cuya trayectoria no ha podido calcularse con fiabilidad.
  • D: cometa fragmentado, perdido o desaparecido (como D/1993 F2 Shoemaker-Levy 9, que colisionó con Júpiter en 1994).
  • A: objeto inicialmente clasificado como cometa y posteriormente reclasificado como asteroide.
  • I: objeto reclasificado como interestelar. Esta categoría fue creada en 2017 para Oumuamua.

Después de la letra se indica el año de descubrimiento, seguido de una letra que representa la quincena en que fue detectado y un número que señala el orden de descubrimiento dentro de esa quincena. 

Las quincenas del año se codifican con letras mayúsculas, omitiendo la I (para evitar confusiones con el número 1) y la X (por ser innecesaria, dado que la última quincena se representa con Y):

  • A: primera quincena de enero
  • B: segunda quincena de enero
  • C: primera quincena de febrero
  • D: segunda quincena de febrero
    (…)
  • X:primera quincena de diciembre
  • Y: segunda quincena de diciembre

¿Y sus descubridores?

Por último, se añade el nombre de sus descubridores, hasta un máximo de tres, ya sean investigadores individuales, laboratorios o programas de investigación. 

Si un investigador ha descubierto varios cometas, se incorpora un número para indicar el orden (por ejemplo, en D/1993 F2 Shoemaker-Levy 9, el «9» señala que fue el noveno cometa descubierto por Levy y los Shoemaker).

Así, el cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS) se denomina de esta manera porque:

  • C: Es un cometa no periódico, con un período superior a 200 años. Se estima que regresará en 80 660 años, por lo que no estaremos aquí para verlo.
  • 2023: Fue descubierto en ese año.
  • A3: Fue el tercer cometa detectado en la primera quincena de enero de 2023.

Tsuchinshan-ATLAS: fue descubierto de manera independiente por el Observatorio Astronómico Zijinshan (Montaña Púrpura, China) y el sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) de Sudáfrica.

Referencias

  • Kaku, M. (2008). Universos paralelos: Los universos alternativos de la ciencia y el futuro del cosmos. Girona: Atalanta. 
  • Minitti, D. y Clariá, J.J. (2021) Nuevos mundos. Hacia la búsqueda de otras tierras. Comunicarte.
  • De Bernardini, E. (2016). Manual del Astrónomo Aficionado. Editorial de Autor.