El 8 de mayo en el Día Mundial de las Aves Migratorias, el Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, de la Nación, Juan Cabandie, anunció la creación del Parque Nacional Ansenuza.
Con casi 1 millón de hectáreas (que equivale a una superficie de aproximadamente 100 km de largo y otros 100 km de ancho y representa el 6% de la superficie de la provincia), este parque será uno de los más grandes de Argentina, abarcando los Bañados del Río Dulce, la laguna de Mar Chiquita y sus inmediaciones, en la región noreste de nuestra provincia. Este nuevo parque nacional es el segundo de Córdoba y se suma al ya conocido Parque Nacional Quebrada del Condorito, ubicado en la región centro-oeste provincial, sobre el cordón de las Sierras Grandes.
El proceso para la creación de este nuevo parque nacional comenzó en 2017, luego de que se firmara un convenio marco de cooperación entre Nación, Provincia de Córdoba y la Administración de Parques Nacionales. Desde entonces sus representantes han trabajado junto a otros profesionales y organizaciones como la Asociación Civil Aves Argentinas y la ONG Natura Internacional, nucleados en una Unidad Ejecutora oficial. El esfuerzo finalizó en esta instancia con la entrega a la Nación de la documentación necesaria para justificar su importancia como sitio de conservación nacional y aportar los datos necesarios para llevarse a cabo. Un estudio técnico-científico integral sobre la dinámica ecológica y aspectos culturales y sociales del humedal, así como incumbencias legales y administrativas. El último paso implicaría un trabajo del gobierno provincial para impulsar la cesión de las tierras al estado nacional, las cuales pasarían a ser administradas por Parques Nacionales y definirían los límites de la reserva.
El proyecto pretende crear una figura mixta de protección, en dónde se contempla una zona de conservación estricta que incluye el centro de la laguna de Mar Chiquita y los Bañados del Río Dulce o Salí (un área de entre 400.000 y 800.000 hectáreas), y un cinturón de amortiguamiento que incluiría todos los pueblos que rodean la laguna, permitiendo a los pobladores el uso controlado de los recursos naturales. En conjunto sumarían aproximadamente un millón de hectáreas, convirtiéndose en uno de los parques nacionales más grandes de Argentina.
Todo el humedal se extiende sobre las provincias de Córdoba y Santiago del Estero, y con alrededor de 1 millón de hectáreas y 500km de costa, constituye la mayor superficie lacustre de Argentina, la mayor laguna salada de Sudamérica y la quinta en el mundo. Es tan extenso que llega a comprender una gran diversidad de ambientes: el espejo de agua salina, los cauces de los ríos, lagunas permanentes y temporarias, playas barrosas, matorrales de arbustos y cardones, bosques chaqueños, amplios pastizales y sabanas inundables. Por ello, en toda su extensión reside una gran diversidad de flora y fauna especializada a cada ambiente, además de que ocurren una gran variedad de procesos fisicoquímicos y ecológicos únicos.
La característica más notable de la laguna Mar Chiquita es su agua salada y baja profundidad. Esto se debe a su geografía, ya que al formarse la laguna en una región de planicie, es muy poco profunda (no supera los 10 metros) y al tratarse de una cuenca cerrada donde descargan varios ríos importantes y otros cursos menores, los minerales disueltos que son llevados por estas aguas hacia allí, se van acumulando con el paso de los miles de años como consecuencia de la permanente evaporación del agua. Además, al ser alimentada por los ríos Dulce, Suquía y Xanaes, que tienen variaciones estacionales en sus caudales, tanto su superficie como los niveles de salinidad fluctúan a lo largo de los años según las temporadas de sequía, de lluvias e inundación. Esto no solo tiene consecuencias en los animales y plantas que pueden vivir en sus aguas sino en la economía de la región.
Las aves son quizás el grupo que alcanza los mayores niveles de diversidad y abundancia conocida en la región, habiéndose registrado 380 especies diferentes, las cuales son motivo del turismo fotográfico y ornitológico tanto a nivel nacional como internacional. Con estas especies conviven una gran variedad de invertebrados, anfibios, reptiles, peces y mamíferos. Entre éstos últimos encontramos a coipos, carpinchos, comadrejas coloradas, corzuelas pardas, pecaríes de collar, gatos yaguarundí y zorros grises pampeanos. Además, allí se encuentran otras especies en peligro de extinción como la tortuga terrestre, el lobito de río y el aguará guazú. Para las aves migratorias, la laguna y los bañados constituyen un sitio clave como parada o destino final de sus viajes. Se han registrado unas 60 especies de aves provenientes de las Sierras de Córdoba y San Luis, la Patagonia, la Puna, el norte de Sudamérica y Norteamérica. Este grupo es considerado el de mayor riqueza y abundancia de la región. Una especie emblemática del lugar son los flamencos. El flamenco austral es, por lejos, la especie más abundante, habiéndose registrado aproximadamente 200 mil individuos en 2018, y encontrándoselo durante todo el año. Las otras dos especies de flamencos que habitan la laguna son la parina grande y la parina chica, ambas visitantes de invierno, cuando descienden de sus áreas de cría ubicadas en las lagunas altoandinas de Catamarca, Salta o Jujuy.
Entre las especies que conforman la vegetación del lugar se puede encontrar desde grandes algarrobos y quebrachos hasta espartillares, juncales y totorales, así como arbustales y matorrales halófitos, es decir tolerante a la salinidad, de transición. Es su gran mayoría son especies adaptadas a situaciones ambientales extremas, ya sea de inundación o sequía, como de altas temperaturas y suelos salinos. Muchas de las especies poseen interesantes valores alimenticios, medicinales e industriales, siendo aprovechadas por algunas poblaciones ribereñas, además de su valor intrínseco.
Si bien el área ya contaba con cierto grado de protección, esta no era suficiente para la importancia regional y global que representa. Por lo tanto, al transformarla en Parque Nacional se le ha otorgado la máxima categoría de conservación existente en Argentina. Esto implica mantener el entorno natural sin otras alteraciones que las necesarias para asegurar su control y algunas otras actividades de bajo impacto ambiental que se ya se desarrollan dentro de sus límites. Con esta nueva categorización se logrará reducir el impacto de las actividades antrópicas e incrementar la conservación del ambiente natural, no sólo de la flora y fauna que allí habita, sino también de los servicios ecosistémicos que provee, gracias al cuidado de sus suelos, cuencas hídricas y procesos ecológicos que allí ocurren, y la cultura de la región. Este invaluable patrimonio representará un pilar firme en la economía de las poblaciones aledañas, atrayendo una mayor cantidad de turistas todos los años, quienes podrán deleitarse de sus paisajes naturales, cultura y rica historia asociada a la laguna. Por otro lado se promueven las oportunidades de educación y sitios para llevar a cabo investigaciones científicas en diversas áreas. Desde el año 2018 la Plaza Cielo-Tierra realiza campamentos científicos con estudiantes del sistema escolar público de la provincia y diversas actividades de comunicación pública de la ciencia en la región. En las reiteradas visitas que hemos realizado se ha podido apreciar con asombro la gran abundancia de su biodiversidad, así como la riqueza cultural de la región, por lo que celebramos y acompañamos esta iniciativa.