Los pueblos tehuelche y ona domesticaron zorros colorados
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Un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica de Chile reveló un curioso aspecto de la cultura de algunas de las comunidades ancestrales que vivían al sur de nuestro continente: utilizaban a los zorros colorados (Lycalopex culpaeus) como animales de compañía y para la caza.
Los resultados indican que mientras pueblos canoeros como los kawésqars y yaganes mantenían la compañía de perros (Canis lupus familiaris), los tehuelches y los selk’nam (u onas) que también residían en Tierra del Fuego, eligieron domesticar a los zorros colorados.
Como resultado de la domesticación los humanos lograron controlar la reproducción y la supervivencia de otros organismos (animales, vegetales, hongos y bacterias) aprovechando, así, con más eficiencia, algunos de los recursos producidos por ellos.
La domesticación
Durante la domesticación, los seres humanos seleccionamos características de los organismos que nos resultan de interés. Por ejemplo, la domesticación del caballo implicó seleccionar a los animales que fueran más rápidos o fuertes. Esto constituye un proceso de selección artificial (hecha por el ser humano), análoga a la selección natural, que es un proceso evolutivo en donde los organismos más aptos sobreviven en un ambiente determinado y se reproducen pasando sus características a la próxima generación.
Resulta difícil establecer una fecha precisa del inicio de la domesticación animal. La realidad es que este proceso comenzó hace 11.000 años en, por lo menos, dos regiones del mundo: Irak (antigua Mesopotamia) y China. El primer animal domesticado fue el lobo gris.
En los animales el proceso de domesticación es complejo y variable ya que depende del uso que se le dé al animal. Generalmente se selecciona que los animales sean más fáciles de manejar, menos feroces o peligrosos. En algunos animales lo que se selecciona es que crezcan rápido y que mejore la calidad de su carne; en otros animales, como las vacas o las cabras, lo que se selecciona es la cantidad de leche, o en gallinas, la cantidad y calidad de los huevos.
Los humanos también han seleccionado la fuerza o la velocidad de diferentes razas de caballos, o comportamientos complejos y útiles, como las características de las diferentes razas de perros: olfato, rastreo, capacidad de recoger y traer a la presa (perros cazadores), guía y manejo de ganado (perros pastores), vigilancia o compañía.
Todas estas presiones selectivas que se ejercen sobre los organismos, se traducen en la selección de determinados genes en detrimento de otros, que llevan a cambios fenotípicos en los caracteres que son de interés. La mayoría de estos cambios llevan a una divergencia morfológica, fisiológica y genética muy grande entre el animal domesticado y su pariente silvestre, que en algunos casos implica que la variedad silvestre y domesticada no puedan reproducirse más entre sí.
La novedad
El estudio titulado The identity of Fuegian and Patagonian “dogs” among indigenous peoples in southernmost South America ha puesto de manifiesto que las dinámicas entre las antiguas comunidades locales y sus compañeros caninos eran mucho más complejas y variadas de lo que se había pensado anteriormente.
Pueblos fueguinos
Tierra del Fuego estuvo ocupada por diferentes pueblos ancestrales como los kawésqar o alacalufe, manek’enk o haush, selk’nam u ona, o yahgan o yamana, entre otras.
Los selk’nam son una rama del pueblo aonikenk (tehuelche o patagon), originario de la Patagonia continental, que emigró a lo largo del estrecho de Magallanes hacia Tierra del Fuego, asentándose, finalmente, en la región noreste de la isla.
Los zorros colorados
Los zorros colorados son una especie de cánido endémico de América del Sur.
Su nombre científico es Lycalopex culpaeus.
El área de distribución geográfica de los zorros colorados comprende desde el sur de Colombia a lo largo de la línea de la Cordillera de los Andes, el sur de la Patagonia y la aún más austral Tierra del Fuego.
Habitan en ambientes abiertos tales como pastizales de altura, desiertos, estepas y en los bosques andinos del sur.
Generalmente el zorro colorado es de hábitos solitarios y como habita en áreas en las que los cazadores lo persiguen, sus hábitos son nocturnos. Aunque en zonas en las que no es perturbado por el hombre, pueden verse zorros colorados durante las mañanas y después de la caída del sol.
Su dieta es básicamente carnívora (roedores, liebres, conejos). También come huevos, reptiles, invertebrados y frutos.
Los zorros colorados son los segundos cánidos más grandes de Sudamérica (el primero es el aguará guazú). Miden entre 60 y 103 cm de largo y entre 30 y 53 cm de altura a la cruz (alzada). Los machos pueden pesar hasta 13 kg mientras que las hembras unos 7 kg.
Su pelaje es espeso y relativamente largo, en especial en invierno. La coloración general es blanco amarillento combinada con negro, especialmente en el dorso del cuerpo. La cabeza, las orejas y las patas son de color rojizo intenso. El vientre es blancuzco o tostado claro. La cola es larga y espesa con una mancha negra en el dorso de la base y otra en el extremo.
La especie Lycalopex culpaeus es considerada perjudicial para el ganado.
Su piel es utilizada en peletería razón por la que su situación poblacional se está viendo amenazada en muchas partes del país. Aunque para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) su situación es “preocupación menor”.
Perro fueguino y perro patagónico
El estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica de Chile fue publicado en 2023 en la Revista Chilena de Historia Natural.
Durante el estudio llevaron a cabo un análisis bibliográfico de crónicas, registros etnográficos, fotografías e ilustraciones de navegantes y exploradores que recorrieron el archipiélago fueguino durante los siglos XIX y XX.
También incluyeron un análisis genético comparativo entre zorros y perros.
El análisis bibliográfico dio cuenta de que todos los habitantes nativos de la Patagonia y del archipiélago de Tierra del Fuego tenían perros, pero no necesariamente de la variedad doméstica Canis lupus familiaris.
De hecho, el estudio reveló que en aquellos documentos se empleó el término “perro” para referirse de forma indistinta a dos especies diferentes de cánidos que se encontraban en los asentamientos de estos pueblos: el perro doméstico Canis lupus familiaris y el zorro colorado Lycalopex culpaeus.
El cánido Canis lupus familiaris era frecuente en los asentamientos de las comunidades chonos, kawésqar (alacalufe) y yahgan (yamana). Mientras que el zorro Lycalopex culpaeus fue domesticado por los pueblos aonikenk (más conocidos como tehuelches o patagones) y selk’nam (onas).
Al Canis lupus familiaris los antiguos historiadores lo llamaron coloquialmente “perro fueguino”; mientras que al Lycalopex culpaeus le llamaron “perro patagónico”.
Registros históricos describen al perro fueguino como de pequeño tamaño y pelo largo. Como un cánido que acompañaba a los lugareños en sus canoas. Que, además, habría derivado presumiblemente de los perros domésticos que habrían traído consigo los primeros seres humanos que llegaron al continente americano.
Al perro patagónico, en cambio, se lo encontró en la Patagonia y en el estrecho de Magallanes, siendo el perro indígena más grande de Sudamérica.
El perro patagónico tiene un hocico terminado en punta y orejas erguidas y puntiagudas.
Este “perro” habría resultado de la domesticación de zorros colorados.
De hecho, algunos científicos habían planteado la posibilidad, de que los perros patagónicos hubiesen sido en un principio zorros colorados domesticados, que de a poco se fueron cruzando con perros domésticos produciendo, así, híbridos.
Sin embargo, a través de estudios genéticos que compararon los cromosomas de perros domésticos con los de zorros colorados, y con los de un ejemplar de perro patagónico presente en el Museo Histórico y de Ciencias Naturales Monseñor Fagnano de la ciudad de Río Grande de la provincia de Tierra del Fuego, se llegó a la conclusión de que el número de cromosomas de los zorros y de los perros es diferente, lo que habría dificultado el cruzamiento.
Además los ejemplares de perros patagónicos presentaron un número de cromosomas igual al de los zorros colorados.
Importancia del estudio
Hasta ahora la domesticación de zorros se había logrado sólo una vez con el zorro plateado ruso.
Los perros patagónicos resultaron animales de compañía muy importantes para la cultura selk’nam. Los utilizaban en la caza de animales y eran una fuente de calor en invierno ya que dormían dentro de las chozas familiares. Algunas crónicas incluso detallan que los grupos familiares realizaban ritos fúnebres para despedir a sus compañeros de cuatro patas.
Si los selk’nam domesticaron al zorro colorado, la noticia destaca el poder cultural de aquel pueblo nativo y el funcionamiento de la selección artificial.
Un indicio de domesticación (y de selección artificial) es la prevalencia de perros patagónicos «overo» con un patrón de varios colores (bicolor) de manchas negras, o fuego sobre una bata blanca. O de manchas blancas sobre pelaje marrón (por ejemplo: el perro patagónico en el Museo Salesiano Maggiorino Borgatello).
Este patrón no existe entre los zorros colorados salvajes, que son rojizos, con la parte superior negruzca y una cola tupida de punta negra.
Referencias
Jaksic, F. M. y Castro, S. A. (2023). The identity of Fuegian and Patagonian “dogs” among indigenous peoples in southernmost South America. Revista chilena de historia natural. 96 (5). https://doi.org/10.1186/s40693-023-00119-z