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Por Pehuén Olea

 

 

El triunfo de la muerte de Pieter Brueghel refleja los años de peste negra en Europa.

 

Las causas del impacto de la peste negra o más conocida como peste bubónica fueron varias. Aunque la razón principal se asocia con el hecho de que durante la primera mitad del siglo XIV se vivió una pequeña edad de hielo que provocó una caída en los niveles de las cosechas y, en consecuencia, la población europea se encontró más vulnerable debido a la hambruna y a la mala nutrición. 

A diferencia de otras enfermedades, la peste bubónica no hizo distinciones de clase social; afectaba por igual a ricos y a pobres, a religiosos y a laicos, a reyes y a siervos. Se desconocía su origen real debido a que la ciencia todavía no había avanzado lo suficiente como para comprender qué producía dicha enfermedad.  Por lo tanto, en aquel entonces, se desarrollaron todo tipo de teorías.

No obstante, la explicación era mucho más sencilla (o no, ¡según cómo se mire!). A la enfermedad la transmitía un agente infeccioso llamado Yersinia pestis, que afectaba a las ratas, las que a su vez transmitían el microorganismo a los seres humanos a través de las picaduras de las pulgas que las parasitaban. Es importante aclarar que las ratas y las pulgas en la Edad Media convivían con las personas en las calles, casas y barcos. 

La peste bubónica o negra se transmitía entonces por zoonosis. Es una enfermedad infecciosa que pasa de los animales a los seres humanos. El tiempo de incubación era de entre 16 y 23 días. Sus principales síntomas eran fiebre y la aparición de grandes abultamientos o bubones en la piel (tumores purulentos y voluminosos). De allí el nombre peste bubónica. Solía causar la muerte del paciente en el corto lapso de tres a cinco días. 

Microfotografía electrónica de la bacteria Yersinia pestis aumentada 20.000 veces. 

Esta enfermedad tenía otras variantes. Tal es el caso de la peste septicémica que se producía cuando el agente infeccioso pasaba a la sangre produciendo grandes manchas oscuras en la piel (de ahí la otra denominación de la enfermedad: peste negra). Otra variedad era la peste neumónica, que se producía cuando la bacteria alcanzaba los pulmones del enfermo. Tanto la variante septicémica como la neumónica eran mortales casi en el 100 por ciento de los casos.

Actualmente existen pruebas que permiten pensar que la pandemia irrumpió en primer lugar en Asia, y más tarde en Europa. Las tropas, los viajeros y los comerciantes que se desplazaban por las rutas comerciales desde Asia dispersaron la peste en Europa.

Los historiadores calculan que a causa de la bacteria Yersinia pestis murió entre un 30 % y el 60 % de los habitantes de Europa. 

Nuevos estudios para comprender los orígenes y causas de la peste negra

Actualmente un estudio publicado por la revista científica Nature (una de las más prestigiosas revistas científicas a nivel mundial) publicada en el Reino Unido bajo el título de The source of the Black Death in 14th-century central Eurasia(El origen de la peste negra en la Eurasia central del siglo XIV), cambió la perspectiva y la manera de entender cómo se originó y cuáles fueron las causas que dieron inicio a la peste negra o bubónica. En este estudio un equipo multidisciplinario de científicos logró situar el origen de la peste negra, la mayor pandemia de la historia, en la región montañosa de Tian Shan en el Asia Central durante la primera mitad del siglo XIV. Descifraron así uno de los misterios más interesantes de la ciencia. ¿Cómo se originó la peste negra?, ¿dónde? y ¿cuándo?

 

Fotografía de la excavación del yacimiento  Kara-Djigach, en el valle de Chu de Kirguistán, en las estribaciones de los montes Tian Shan. Esta excavación se realizó entre los años 1885 y 1892.  Crédito: A.S. Leybin.

En la investigación el grupo conformado por científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), de la Universidad de Tubinga (Alemania) y de la Universidad de Stirling (Reino Unido) rastrearon los orígenes genéticos de la primera cepa de la bacteria causante de la peste negra, la Yersinia pestis, localizándola en la región del lago Issyk Kul, en el actual Kirguistán. El estudio estuvo dirigido por Johannes Krause del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, y por Philip Slavin, de la Universidad de Stirling de Reino Unido.

Inscripción referente a la peste hallada en el valle de Chu, Kirguistán.

 

El equipo de investigadores logró identificar restos de ADN de Yersinia pestis en los dientes de tres individuos enterrados en un antiguo cementerio de Asia Central. Las inscripciones en las lápidas anunciaban que ellos, al igual que muchos otros enterrados allí, habían muerto entre los años 1338 y 1339 a causa de una «pestilencia» desconocida. Las comparaciones de ese material genético con muestras modernas e históricas de ADN de Yersinia pestis indican que la gente de Asia Central falleció a causa de una versión inicial de la bacteria de la peste que se extendería pocos años después y causaría estragos en las poblaciones de Europa, Oriente Medio y el norte de África hasta principios del siglo XIX, según declararon los científicos en un reportaje realizado por la revista Nature.

Los investigadores reconstruyeron de manera exitosa todo el genoma de Yersinia pestis de las muestras que obtuvieron de los restos humanos. A las muestras las pudieron comparar con los códigos genéticos de 203 muestras modernas de Yersinia pestis y con 47 muestras de Yersinia pestis correspondientes al periodo comprendido entre los siglos XIV y XIX. A partir de éstas comparaciones se logró identificar que los genomas de Asia Central pertenecían a la cepa de un antepasado directo de las cepas de la peste negra.

 

 

Los investigadores lograron también identificar diferentes tipos de roedores que actualmente se encuentran en la misma región de Asia Central, portadores de la bacteria Yersinia pestis, y que están estrechamente vinculados con la variante que acabó con la vida de quienes murieron entre los años 1338 y 1339. 

Con anterioridad a esta investigación muchas de las teorías situaban el origen de esta pandemia en otros lugares de Asia tales como China o Mongolia;  pero en este estudio los investigadores demostraron que el brote inicial se produjo en esta región de Asia Central, una zona atravesada por importantes rutas de comercio y de transporte de seda en la Edad Media: la famosa Ruta de la Seda. 

 

 

Las montañas de Tian Shan de Kirguistán donde se encontró el ADN de la bacteria de la peste negra.

Philip Slavin, otro de los autores del estudio, declaró durante una rueda de prensa: “Lo más importante no es solo que detectamos la bacteria Yersinia pestis en estos enterramientos, sino que en términos de evolución, esa misma bacteria se encuentra en el origen de la pandemia de la peste negra”, y agregó: “En otras palabras, es una cepa más antigua que la cepa de la peste negra de Europa. Para ser más específicos, es la cepa que coincide exactamente con el comienzo de la pandemia”. 

Consecuencias de la peste negra en la población de Euroasia

A causa del poco desarrollo científico en la Edad Media no existió una cura específica para la peste negra o bubónica. A pesar de ello, se emplearon diferentes métodos y acciones que resultaron ser efectivas para combatirla. Estas fueron distintas medidas fitosanitarias como la utilización de cal viva disuelta en agua, con la intención de sellar las tumbas. Esto mitigaba los efectos y la propagación de la enfermedad y evitaba la salida del intenso olor a putrefacción que emitían los cadáveres. También se utilizó el fuego con el mismo fin y un mejor saneamiento. Acciones que resultaban muy novedosas para su época y muy contrarias a las costumbres sociales. Otras medidas para evitar la propagación del virus fue la quema de la ropa de cama y de las prendas de los infectados, así como también de sus pertenencias personales. Esta técnica se consideró una de las más efectivas para erradicar la peste.  

se sometían a limpiezas muy profundas antes de albergar a nuevos habitantes. Para ello se ventilaban las habitaciones, se abrían las puertas y las ventanas durante periodos largos de tiempo. Además, se utilizaba azufre y pólvora en su interior y se encendía fuego con la intención de quemar cualquier tipo de posibilidad de la bacteria Yersinia pestis. También se picaban y blanqueaban las habitaciones de los enfermos con cal viva y se limpiaba el suelo con vinagre. En el caso de los lugares públicos se solía realizar una quema con romero, incienso y madera de olivo entre otras hierbas, para limpiar el aire.

Todo ello tenía un fin higiénico y el objetivo de minimizar el contagio de la peste. De esta forma, entre otras medidas, se pudo aplacar una enfermedad que se expandió de forma virulenta y tuvo varios brotes a lo largo de toda la Edad Media, e incluso pasado este periodo. Es muy importante mencionar en este punto que la existencia de microorganismos tales como virus, bacterias o gérmenes en general, como causantes de las enfermedades y de su propagación, era completamente desconocida para esa época, inclusive se desconocía que las aguas “servidas”, esto es, aguas con desechos orgánicos humanos o de animales eran un enorme factor de riesgo a la salud general. La sencilla y enormemente efectiva práctica de lavarse adecuadamente las manos, realizada por un médico antes y después de estar en contacto con una persona enferma, de las personas al momento de ingerir algún alimento como también el lavado mismo de las verduras y frutas antes de comerlas, comenzó a comprenderse cabalmente en Europa recién a mediados del siglo XIX, y gracias a los trabajos y estudios del médico húngaro Ignaz Semmelweis.

Similar a lo que sucedió hace unos años atrás con el COVID-19, la peste negra marcó la aparición de la práctica de la cuarentena. La palabra «cuarentena» proviene del término italiano quaranta (cuarenta) y hace referencia a una medida de precaución impuesta por las ciudades portuarias europeas. Los barcos que llegaban tenían que permanecer anclados por 40 días antes de que sus tripulantes pudieran desembarcar y así evitar la propagación de la peste. Esta acción era un tanto diferente a la práctica de aislamiento, que implicaba separar a las personas enfermas de las sanas. Con la cuarentena, las personas aparentemente sanas que estaban expuestas a la plaga, tenían que permanecer aisladas también, en la medida de lo posible, y como una medida de precaución general.

Esta epidemia al igual que la del COVID-19 cambió para siempre algunos aspectos de carácter social en el mundo. 

El sistema feudal en torno al cual se organizaba la sociedad europea en la Edad Media se vino abajo. Ante la falta de mano de obra los salarios aumentaron, la autoridad de los nobles y de la iglesia creció a favor del rey, figura que concentró más y más poder. La población sobreviviente de la plaga que se había mudado a las zonas rurales para evitar el hacinamiento de las ciudades y el mayor riesgo de contagio, regresó a las ciudades y los campesinos se quedaron en sus aldeas y pueblos, pudiendo cultivar tierras más extensas que habían quedado libres, mejorando mucho su nivel de vida. Por supuesto ante esta situación, la nobleza y el clero se opusieron y elaboraron leyes que trataron inútilmente de anular las subidas de salarios, pero lo único que consiguieron fue que el pueblo, tanto en el campo como en las ciudades, se rebelara violentamente. 

Desde los primeros brotes de peste negra, allá por el siglo XIV hasta la actualidad, la ciencia ha avanzado mucho y ahora la enfermedad está reducida a zonas geográficas muy concretas y es posible tratarla de manera simple con antibióticos. A pesar de los avances científicos, la peste negra aún no fue erradicada por completo. De hecho, en EEUU se han registrado casos en localidades de Arizona, California y Colorado. También se han detectado casos en África en el 2017 en Madagascar donde hubo un terrible brote que afectó a 2000 personas, dejando un total de 200 muertos. 

La peste negra fue un hecho histórico sin precedentes. La humanidad hasta ese momento no había vivenciado una pandemia tan extensiva y mortífera. La peste negra marcó un antes y un después en los desarrollos socioeconómicos y políticos de Euroasia y del norte de Africa. Muchas de las razones y causas de esta gran peste permanecían desconocidas.

Afortunadamente, una vez más la ciencia nos permitió develar aquellos detalles y razones que no estaban del todo claro, permitiéndonos entender un poco más y con mayor profundidad este hecho histórico. La ciencia, como podemos apreciar, es una herramienta eficaz para reconstruir el pasado, brindar información, entender las causas de dichos eventos y construir un mejor futuro.

Fuente:

Ancient bacterial DNA hints Europe’s Black Death started in Central Asia
Hito histórico: lograron rastrear el origen de la Peste Negra, la peor pandemia que azotó a la humanidad