Portada » Blog » Volcán Kawah Ijen: mineros entre llamaradas azules sulfuradas
El volcán Kawah ljen forma parte de un grupo de volcanes activos situados en la provincia de Java Oriental, Indonesia. Tiene una altura estimada en 2769 metros y un cráter, adentro del cual, descansa el lago natural hiperácido más grande del mundo: un kilómetro de ancho y un pH que va desde los 0,15 a 0,13. A modo de comparación, el jugo de limón tiene un pH de 2; el ácido de las baterías tiene un pH de 1. Esa acidez afecta a la química de los ecosistemas fluviales cercanos.
Sin embargo, es reconocido mundialmente debido a dos fenómenos. Uno, las llamas que expulsa el cráter y que se ven de color azul por las noches, y dos, el trabajo que realizan todos los días cientos de mineros extrayendo y cargando durante distancias de cientos de metros, hasta 90 kilos de azúfre producidos por el volcán, por viaje.
¿Qué caracteriza al lugar en el que se encuentra el Kawah Ijen?
Indonesia es uno de los países más inusuales del mundo. Se encuentra situado en el océano Pacífico frente a la costa continental del Sudeste Asiático, entre Oceanía y Asia Oriental. Es un archipiélago compuesto por unas 17 504 islas de las cuales, unas seis mil jamás han sido habitadas. Es considerado uno de los países con mayor actividad volcánica del mundo, precedido únicamente por Estados Unidos (168) y Rusia (144). El archipiélago de Indonesia comparte fronteras con Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Malasia. Indonesia es el país con más musulmanes del planeta.
Ubicación del volcán Kawah Ijen.
El archipiélago fue desde siempre una región importante para el comercio mundial, especialmente con China e India desde el siglo VII y recién obtuvo su independencia poco después de la Segunda Guerra Mundial. Las cinco islas más grandes son Java, Sumatra, Kalimantan, Nueva Guinea y Célebes.
Este país tiene tantos atractivos que fácilmente uno podría estar meses recorriéndolo. Sus playas de aguas turquesas son ideales para el buceo. El templo budista de Borobudur, ubicado a 42 km de la ciudad de Yogyakarta, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1991 por la UNESCO, es uno de los más grandes del mundo.
En la isla de Bali se encuentra Ubud, un pueblo donde los arrozales son tan vistosos que han sido elegidos como locaciones de varias películas.
Ahora bien, es en el extremo oriental de la isla de Java, a 40 kilómetros de Banyuwangi, que se encuentra este fenómeno único: el volcán Kawah Ijen. Allí, los recolectores de azufre desafían a la muerte en cada descenso.
Geología de la isla de Java
Indonesia se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una región sísmicamente activa de 40 000 kilómetros de longitud, con volcanes y bordes de placas tectónicas que encuadran la cuenca del Pacífico. Se estima que el 75 por ciento de los volcanes de este sector se encuentran activos y el 90 por ciento de los terremotos del mundo ocurren en esta región.
Esta zona, como se mencionó anteriormente, presenta gran actividad volcánica debido a la tectónica de las placas donde se encuentra la Isla de Java. La placa australiana subduce por encima de la placa de la Sonda (la más densa se hunde respecto de la menos densa). La isla de Java se encuentra situada arriba de la placa de la Sonda. En el límite entre ambas placas suelen surgir volcanes como los de esta región del planeta. En ese límite se encuentra el volcán Kawah Ijen.
La actividad turística y el trabajo minero: dos caras de un mismo paisaje
La gran laguna turquesa ubicada en el cráter del volcán resulta uno de los grandes atractivos del Kawah Ijen. Sin embargo, sus aguas están lejos de ser potencialmente sumergibles. Por el contrario, al contener ácido sulfúrico y ácido clorhídrico el contacto es altamente peligroso para la salud humana.
No obstante la peligrosidad del entorno, el principal atractivo del funcionamiento del volcán radica en que emana llamas de color azul que pueden ser apreciadas unicamente de noche. Por tal motivo es visitado por miles de turistas que llegan de todas partes del mundo desde hace muchos años. También por cientos de mineros que se desplazan hasta la vera de la laguna del cráter para extraer el azufre que produce el volcán.
En 1981 se instaló la empresa PT Candi Ngrimbi, encargada de gestionar la extracción mineral, para luego venderlo a industrias de todo tipo. Desde productoras de cosméticos, hasta de azúcar y caucho. Se calcula que el Kawah Ijen produce entre cinco y seis toneladas diarias de azufre.
Las llamas azules que emanan del cráter son ocasionadas por el azufre en combustión expulsado por el volcán. Por tal motivo es que el recorrido que deben realizar los turistas para poder apreciarlas no es precisamente fácil.
Para llegar hasta el azufre, o el “oro del diablo”, como acostumbran llamarlo, deben caminar 2 kilómetros desde el pie del Kawah Ijen hasta la cima para luego descender por caminos angostos y empinados hasta los bordes del gran lago turquesa de ácido sulfúrico. Hasta aquí deben llegar también los mineros con dos canastas de mimbre unidas por un caño cargadas al hombro, caño que luego también resultará útil para la obtención del mismo azufre.
Una red de tuberías de cerámica es la encargada de transportar el azufre en estado líquido desde el interior del volcán hasta la superficie del mismo, donde al tomar contacto con el suelo pasa a estado sólido, listo para que los mineros puedan extraerlo en trozos y colocarlos en sus respectivas canastas.
Este trabajo resulta aún más complejo ya que, más allá de que la última gran erupción volcánica registrada fue en 1939, el Kawah Ijen expulsa de manera constante dióxido de azufre, que toma la forma de nubes blancas o grises que emergen del volcán con un olor intenso e irritante para ojos, narices y boca.
La exposición cotidiana a este gas puede llegar a causar enfermedades respiratorias graves y hasta incluso la muerte.
La empresa cuenta con la licencia para trabajar la mina, pero los mineros son los encargados de autoabastecerse de los equipos correspondientes para realizar la labor. Muchos de ellos no cuentan con el capital para la compra de máscaras de gas, por ejemplo, por lo que se encuentran en precarias condiciones laborales ante el humo del azufre. Es por esto que los trabajadores se las ingenian para protegerse de los tóxicos, colocando trapos mojados en boca y nariz para tratar de no aspirar el gas sulfuroso.
La jornada laboral de los mineros suele comenzar alrededor de las 2 o 3 de la madrugada, de este modo realizan en general 2 viajes al día, a fines de evitar las altas temperaturas del medio día. En cada viaje suelen cargar hasta 90 kilogramos de azufre sólido, lo que genera también lesiones en hombros y columnas de los trabajadores. Por todo esto es que la edad promedio de vida de los mineros de Kawah Ijen es de 50 años. Comienzan a trabajar en el volcán desde muy jóvenes y es muy posible que este también sea el trabajo que desempeñen sus hijos en el futuro. Se estima que la paga de cada minero por dos viajes al día orilla los 13 dólares.
Por otra parte, la actividad turística alrededor del Kawah Ijen también es muy importante para la isla de Java. Genera muchos puestos de trabajo para recibir a los miles de turistas que llegan a la región.
Las visitas guiadas al volcán pueden resultar atractivas para los turistas a los que les gustan las excentricidades y los riesgos. Es que así como las llamas azules que emergen desde el cráter durante la noche son un espectáculo único en el mundo, también la proximidad con el recorrido que realizan los mineros durante la extracción de azufre implica que los turistas se expongan a condiciones ambientales hostiles a la salud humana.
Es entonces que en un mismo escenario, en el Kawah Ijen, confluyen actores sociales que desempeñan actividades sumamente distintas, creando un paisaje heterogéneo y también, por qué no, contradictorio. Teniendo por un lado un número importante de personas que visitan el lugar con fines turísticos y otros, de la zona, que lo frecuentan con objetivos laborales.