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A 80 años de Hiroshima y Nagasaki
Pasaron ochenta años y aún es imposible olvidar dos de los episodios más trágicos de la Segunda Guerra Mundial: el lanzamiento de las dos bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
La primera bomba atómica estalló en Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Tres días después se lanzó una segunda arma nuclear, aún más destructiva que la anterior, sobre la ciudad nipona de Nagasaki.
Antecedentes históricos
En 1945 la guerra entre Japón y Estados Unidos era el teatro de operaciones del Pacífico sur.
Sólo en la isla de Okinawa, durante un combate que se extendió entre abril y junio de aquel mismo año, murieron 120 mil japoneses y 20 mil estadounidenses.
De acuerdo a los trascendidos, se esperaba que la invasión a Japón por parte de Estados Unidos costara la vida de cerca de un millón de soldados del país occidental.
Los más altos mandos de los Estados Unidos sabían que contaban con un arma de destrucción masiva, desarrollada y y a punto para decidir cuándo descargar sus 20 mil toneladas de explosivos en territorio japonés.
Para considerar cómo emplear estas armas nucleares, el entonces presidente estadounidense Harry Truman (1945-1953) creó un Comité Provisional presidido por el secretario de Guerra que reunía a un panel científico asesorado por los dirigentes del Proyecto Manhattan.
El Proyecto Manhattan era el proyecto científico que permitió construir el primer reactor nuclear con reacción de fisión nuclear de átomos de uranio autosostenible.
Dentro del Comité algunos abogaban por una demostración en el desierto o en una isla deshabitada ante el concierto de las naciones del mundo, seguida de un ultimátum al Japón.
Sin embargo, esta iniciativa no contó con apoyo suficiente ya que se dudaba que los japoneses se rindieran ante semejante demostración de poder bélico.
Después de examinar las alternativas coincidieron en que debían lanzar la bomba sobre Japón sin dar a conocer la naturaleza del arma.
El objetivo era conseguir el máximo impacto psicológico con la esperanza de una rendición inmediata de los japoneses.
El 24 de julio de 1945, Truman estableció la fecha para después del 3 de agosto.
Y el 26 de julio se envío una advertencia a Japón de una “inmediata y total destrucción” si no se rendía.
Pero el 28 de julio el primer ministro japonés anunció el rechazo del ultimátum.
El día D: 6 de agosto
Figura 1 Hiroshima norte después del lanzamiento de la bomba

Nota. Adaptado de Vista aérea de la destrucción de la zona norte residencial de Hiroshima {Fotografía} por Plaza Cielo Tierra. 1945. Wikimedia Commons (https://shorturl.at/XH3FW).
El 6 de agosto en Tinián, una de las tres islas principales de las Islas Marianas del Norte despega un bombardero B-29 bautizado “Enola Gay” con una bomba de 4 400 kilos apodada “Little Boy”.
Tras 3 000 kilómetros sobrevuela Hiroshima. A las 08:15 arroja la carga que 55 segundos después detonaría a una altura de 600 metros sobre la ciudad.
¿Cómo ocurrió la reacción nuclear?
La reacción de fisión descontrolada y explosiva ocurrió con la colisión de dos masas subcríticas de Uranio enriquecido, el isótopo U-235, combinadas en una única masa crítica.
Esto se logró disparando un cilindro hueco de Uranio enriquecido (la “bala”) sobre un cilindro sólido del mismo material (el “objetivo”) por medio de polvo propulsor de nitrocelulosa.
De los 64 kilogramos de Uranio enriquecido que contenía “Little Boy”, menos de un kilo se fisionó.
No obstante, la detonación creó una explosión equivalente a 16 mil toneladas de TNT (el explosivo trinitro-tolueno).
Se estima que la temperatura en el punto de detonación se elevó a más de un millón de grados Celsius.
En menos de un segundo, una bola de fuego se expandió hasta 300 metros de distancia haciendo que la temperatura de la superficie del suelo alcanzara entre 3 000 y 4 000 grados Celsius.
Pérdidas fatales humanas
Apenas la bomba tocó el suelo, murieron 70 mil personas.
Cifra que se elevaría hasta 146 mil en los días siguientes debido a los efectos de la radiación.
La radiación produciría quemaduras extremas, exposición a radioisótopos de larga duración (como el Estroncio-90 y el Plutonio-239) y lluvia radioactiva o fallout (una fina lluvia de color negro producida por la condensación y precipitación de material vaporizado y partículas altamente radiactivas).
La respuesta estadounidense
El Teniente General Leslie Groves, director del proyecto de la construcción de la bomba, escribiría: “El único resultado que buscábamos fue convencer a los dirigentes japoneses de la total falta de esperanza de su posición”.
Truman ratificó esta idea cuando comunicó por radio la noticia a un mundo estupefacto frente al espeluznante poder destructivo de la acción y del invento.
Nagasaki
A pesar del daño masivo de la primera bomba, los militares estadounidenses consideraron importante arrojar una segunda bomba tan pronto como fuera posible y antes de que su enemigo recuperara equilibrio.
Pero una segunda bomba como “Little Boy” no estaría disponible pronto.
Recurrieron, entonces, a “Fat Man” (hombre gordo, en inglés), una bomba de 4 670 kilos que detonaba mediante implosión de Plutonio, similar a la usada en las pruebas de Alamogordo, en julio de 1945.
El blanco sería la ciudad de Kokura, o como alternativa, la ciudad de Nagasaki.
La misión era idéntica a la de Hiroshima.
Fue así como la madrugada del 9 de agosto despegó desde Tinian el bombardero B-29 bautizado como “Bockscar”.
Pero al llegar a Kokura la ciudad estaba envuelta en niebla, y tras tres sobrevuelos inútiles sobre la ciudad determinaron el cambio del trágico destino hacia el suroeste, rumbo a Nagasaki.
Al llegar a Nagasaki encontraron también el cielo cubierto pero a último momento, un claro en el cielo les permitió visualizar la ciudad.
Se arroja la segunda arma nuclear
A las 11.01 la aviación estadounidense soltó la bomba atómica que detonaría 43 segundos después a 469 metros de altura sobre Nagasaki, y a casi 3 kilómetros de distancia del hipocentro planeado originalmente.
De los 6,4 kilogramos de Plutonio enriquecido, el isótopo Pu-239, que contenía “Fat Man”, un kilogramo logró fisionarse resultando en una explosión equivalente a 22 mil toneladas de TNT.
La cuenta de muertes
Se calcula que 40 mil personas murieron de forma inmediata. Entre ellos se encontraban 2 000 trabajadores esclavos coreanos y 150 soldados japoneses.
El total de decesos para finales de 1945 alcanzó los 80 mil. El radio total de destrucción fue de 1,6 kilómetro.
Además, los incendios se extendieron a 3,2 kilómetros del hipocentro.
A diferencia de Hiroshima, en Nagasaki no tuvo lugar la llamada “lluvia negra” o fallout.
Aunque los efectos también fueron devastadores en el área inmediata del hipocentro, la mayor parte de la ciudad fue protegida por las colinas cercanas, confinando la explosión al valle Urakami.
El 44 por ciento de Nagasaki se transformó en cenizas en llamas.
La resistencia nipona
Incluso después de Nagasaki el ejército nipón rechazó la rendición.
Deseaban continuar una lucha sin esperanza y no escatimaban en tomar el poder en Japón, ejercido por el emperador Hirohito, a la fuerza.
Finalmente, el 14 de agosto, el Emperador del Japón, Hirohito, interviene personalmente, arriesgando su vida ante los fanáticos militares japoneses, y firma la capitulación incondicional de Japón.
Visión global
Estados Unidos fue el único país en la historia en emplear bombas atómicas en combate con resultados fatales para la vida humana.
Tristemente, los bombardeos atómicos no fueron excepcionales en cuanto al número de víctimas ni en la severidad de la destrucción causada por otros bombardeos aéreos llamados “convencionales” que se habían realizado anteriormente durante la guerra.
La diferencia por supuesto radica en que en Hiroshima y Nagasaki se lograron esos mismos resultados en pocos segundos y con un sólo artefacto explosivo, que dejó secuelas en las vidas humanas por décadas.
Referencias
Efron, A. El Mundo de la Energía Nuclear (1971).
McKay, A. The Making of the Atomic Age (1984). Oxford University Press.