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5 minutos de lectura

Basura electrónica

En plena era digital la tecnología está presente en nuestras vidas de forma permanente, facilitando las tareas cotidianas y las interacciones personales.

Juega, además, un papel clave en momentos de ocio y, hoy más que nunca, en las relaciones laborales.

Los cambios devenidos de la innovación y evolución tecnológica han generado transformaciones profundas en las sociedades del mundo entero, dando lugar a nuevas dinámicas sociales, económicas y culturales.

No obstante, aquellos avances también han generado nuevos desafíos.

Uno de ellos, la búsqueda de una solución a la generación de basura electrónica. Técnicamente llamados: Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE).

Figura 1
Representación simbólica del hombre digital

Rostro generado por IA

Nota. Adaptado por Plaza Cielo Tierra de “Rostro generado por IA” de Brian Penny, 2024, Pixabay.com/es. CC0.

Obsolescencia programada

La basura electrónica también conocida como Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) refleja directamente la creciente dependencia de los seres humanos de la tecnología.

Estos residuos se generan principalmente debido a la obsolescencia programada, una estrategia de acortamiento de la vida útil de los productos que supone la fabricación y el diseño de los dispositivos con materiales menos duraderos.

O con chips que restringen su funcionamiento.

A esto se suma la obsolescencia funcional, que ocurre cuando un hardware específico deja de ser compatible con los sistemas operativos o software más recientes, lo que obliga a los consumidores a desechar sus dispositivos en favor de versiones más modernas.

Figura 2
Residuos electrónicos

Chatarra electrónica y eléctrica

Nota. Adaptado por Plaza Cielo Tierra de “Residuos electrónicos” de Leo Arslan, 2003, Pexels.com. CC0.

La situación en nuestro país

En Argentina la gestión de los residuos electrónicos (RAEE) representa un problema grave porque el país carece de una legislación específica que regule su manejo.

Y aunque existen leyes generales sobre medio ambiente y residuos peligrosos, como la Ley General del Ambiente 25.675 de 2002 y la Ley de Residuos Peligrosos 24.051 promulgada en 1992.

Ninguna de las dos normativas cubre por completo las particularidades de los RAEE.

Las RAEE contienen sustancias tóxicas capaces de contaminar el suelo, el agua y el aire.

Algunas provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires han implementado normativas locales enfocadas en la gestión, reutilización y reciclaje de estos residuos.

Sin embargo, la aplicación de estas leyes es irregular y muchas no se han implementado de manera efectiva.

Como resultado, gran parte de los residuos electrónicos termina en vertederos o es incinerada, lo que incrementa su impacto ambiental.

Impactos en el medio ambiente
Los residuos electrónicos tienen un impacto grave en el medio ambiente.

Su eliminación inadecuada en vertederos no sólo ocupa grandes superficies sino que también contamina, exponiendo a personas y a los distintos ecosistemas a sustancias peligrosas como plomo, mercurio y cadmio (entre otros).

Además, la falta de un sistema eficiente de reciclaje favorece el desperdicio de materiales valiosos como el oro y la plata.

Figura 3
Vertedero a cielo abierto

Vertedero a cielo abierto de RAEE

Nota. Adaptado por Plaza Cielo Tierra de Vertedero a cielo abierto de Emmet, 2016, Pexels.com. CC0.

Solución propuesta por la Unión Europea

Para enfrentar esta problemática, la Unión Europea ha implementado acciones innovadoras.

Una de las principales es la exigencia a los fabricantes de diseñar baterías portátiles que los consumidores puedan reemplazar fácilmente, extendiendo la vida útil de los aparatos y reduciendo la necesidad de adquirir nuevos productos.

También se debate un reglamento de etiquetado energético que obligaría a mostrar información sobre la eficiencia energética, duración de la batería y el grado de reparabilidad de los dispositivos, promoviendo así la creación de productos más duraderos y fáciles de reparar.

Más recientemente, algunas políticas europeas han fortalecido los derechos del consumidor, garantizando reparaciones rápidas y asequibles en caso de fallos o al final de la vida útil de los equipos.

Con estas iniciativas, se busca no solo reducir los residuos electrónicos, sino también fomentar la reparación y reacondicionamiento de dispositivos, promoviendo un uso más sostenible de la tecnología a nivel global.

Así, se subraya la interconexión entre tecnología y sociedad en un mundo cada vez más digital.

Referencias

 

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