Imaginemos que podemos viajar en el tiempo, hasta hace unos 170 millones de años atrás a la Patagonia Argentina. Los caminos desaparecen, vemos muchos cambios en el clima y una gran cantidad de vegetación que empieza a aparecer poco a poco. Distinto a la Patagonia actual, ¿no?
Estamos en el período denominado Jurásico medio (una división de la escala temporal geológica, de aproximadamente 175 y 162 millones de años atrás). Es un mundo muy distinto, la cordillera de los Andes aún no existe y el Atlántico empieza a formarse, porque los continentes de Sudamérica y África recién comienzan a separarse y diferenciarse.
Un bosque de araucarias y coníferas resalta sobre un paisaje verde, muchos sonidos de insectos y agudos chirridos de reptiles voladores en el aire. Es mediodía, hace calor y está un poco húmedo. Cerca se puede ver un gran lago y una manada de dinosaurios de cuello largo que pasea por sus costas. De repente una quietud en el ambiente nos alerta. Oculto entre la maleza, a unos cuantos metros … ¡hay un depredador acechando!.
Tiene unos 8 metros de largo y 2 metros de alto, grandes garras y una boca entreabierta, que deja ver sus enormes dientes. Sale de su escondite y avanza a toda velocidad hacia la manada. Su rugido ensordecedor hace que los miembros de la manada se sobresaltan y entren en pánico, huyen. Uno de los más jóvenes queda rezagado y se convierte en la víctima de este dinosaurio carnívoro.
Nuestro protagonista es un Asfaltovenator vialidadi, el mayor depredador de su época, el primer gran cazador.
Reconstrucción en vida A. Vialidadi
Gracias al registro fósil hallado podemos conocer su forma de vida, su dieta y el ambiente en donde vivió. Cualquier detalle del hallazgo es vital para entender sus hábitos y características físicas como su tamaño, la forma de su cabeza y extremidades.
Descripción del hallazgo:
Los restos del Asfaltovenator Vialidadi fueron hallados en la formación geológica denominada Cañadón Asfalto, en el centro y norte de la provincia de Chubut (departamento Paso de los Indios). Se encontró la mitad frontal del esqueleto a partir de la cadera, un cráneo casi completo (algo muy inusual en los carnívoros) de unos 80 cm y parte de una extremidad posterior. También en el sitio se encontró un hueso que no pertenece al animal, una tibia de un dinosaurio de cuello largo que podría haber sido su última comida.
La especie se dio a conocer recién el 11 de Diciembre de 2019, pero los fósiles fueron hallados hace casi dos décadas, en un lugar muy inaccesible, en rocas sedimentarias extremadamente duras por lo que la recuperación de los huesos fosilizados de la roca donde estaban incluidos tardó 5 años. La excavación comenzó en 2005 pero no fue hasta 2007 que se lo logró extraer del lecho de rocas, gracias a que la Administración de Vialidad Provincial de Chubut construyó un camino para poder llegar al sitio donde estaba el fósil, a 1500 metros de la ruta. Por allí pudo acceder una grúa que posibilitó el rescate de los restos, los cuales,luego de ser envueltos en yeso para protegerlos, pesaban varias toneladas.
A esto se debe la segunda parte de su nombre (Asfaltovenator vialidadi) en honor al trabajo de la Administración de Vialidad Provincial de Chubut que ayudó en la extracción.
Gracias a la reconstrucción basada en el registro fósil, es posible deducir que su peso rondaba las 2 toneladas. Posiblemente era un buen corredor, algo más ágil que su pariente cercano de América del Norte, el Allosaurus. Basados en el otro hueso encontrado en el sitio, el cual no pertenecía a A. Vialidadi, es posible decir que era un feroz depredador, con una dieta variada ya que todo indica que era el carnívoro más grande en la región y convivió con grandes herbívoros de cuello largo como el Patagosaurus (de 18 m de largo).
Importancia evolutiva:
La importancia de su hallazgo radica en que conduce a replantear los vínculos filogenéticos (origen, formación y desarrollo evolutivo necesarios para catalogar una especie nueva) que se establecieron durante la gran explosión evolutiva ocurrida hace casi de 170 millones de años, donde la evolución se acelera rápidamente y se vuelve más caótica, es decir, demasiadas especies nuevas en muy poco tiempo, seguidos generalmente de etapas de evolución más lenta. Esto se conoce en la teoría evolutiva como “equilibrio puntuado”, y este dinosaurio pertenece a uno de esos momentos de evolución acelerada. En esos momentos es difícil documentar los cambios evolutivos y las relaciones entre familias y especies debido a que los linajes comienzan a diferenciarse rápidamente durante esta evolución acelerada. Es el representante más antiguo conocido de uno de los principales linajes, los alosauroideos, una familia de dinosaurios carnívoros, su tamaño es comparable al Allosaurus de América del Norte.
Ahora tenemos un nuevo miembro de la diversa familia de dinosaurios de Argentina. Nos trae nuevos enigmas e incertidumbres, como siempre ocurre en el desarrollo de las ciencias, pero su estudio nos permitirán conocer mejor la forma de vida, evolución y diversificación de estos magníficos animales ya extintos.
Las fronteras para descubrir ese mundo pasado están abiertas y a la espera, hoy tenemos una nueva especie, pero quedan muchas más por descubrir.
Gabriel Ignacio Perez Alvarez – Estudiante de Geología