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A 75 años del test de Turing
En octubre de 1950, el matemático y padre de las ciencias de la computación británico, Alan Turing (1912-1954), publicó en la edición trimestral de Mind of Psychology and Philosophy el artículo Computing Machinery and Intelligence cuyo contenido mantiene vigencia.
En aquel artículo Turing planteaba una pregunta muy pertinente a los tiempos que corren: ¿es posible crear una máquina que piense por sí misma? O mejor dicho, ¿es posible crear una máquina cuyo comportamiento sea indistinguible del de una persona?
La diferencia en la pregunta es fundamental para comprender qué plantea el juego de imitación, o como se lo conoce hoy, el test de Turing.
Una prueba que no intenta demostrar la capacidad de pensamiento de una computadora sino simplemente saber si la computadora puede imitar lo suficientemente bien a una persona.
Cambio de punto de vista
El cambio de Turing, respecto del enfoque original relacionado con la pregunta acerca de si la computadora podía pensar, se centró a través de su test en la imitación.
De tal forma que en lugar de hacer frente al problema de la conciencia (por qué y cómo se genera), se centró en los comportamientos observables. Más fáciles de analizar.
¿En qué consiste el test de Turing?
Se puede imaginar un juego en el que participan tres personas. La persona A le hará preguntas a las personas B (un hombre) y C (una mujer), quienes responderán por escrito. El trabajo de A es descubrir quién es el hombre y quien la mujer. El trabajo de B es ayudar a A, y el de C es confundirlo.
Pero Turing cambia el objetivo del juego. Ya no se trata de que una persona deba distinguir cuál es el hombre y cuál es la mujer, sino de distinguir cuál es una persona y cuál es la máquina (o computadora).
De esta manera, se habla de una computadora que pasa el test de Turing cuando logra vencer en el juego de imitación, es decir, ser confundida por una persona.
¿Qué relevancia tiene este test hoy en día?
Antes que nada, es importante destacar lo adelantado que estaba Turing en su época.
Setenta y cinco años atrás ya estaba hablando de computadoras que pudieran imitar el comportamiento humano, no mediante estrictas instrucciones predeterminadas, sino recurriendo a una especie de aprendizaje.
Lo que describía Turing es básicamente lo que más tarde pasaría a ser conocido como machine learning (aprendizaje mecánico), una de las primeras formas de implementar la inteligencia artificial en la computación.
Tomando en cuenta que Turing hablaba de inteligencia artificial mucho antes de que se pusieran en práctica los modelos más simples.
Se comprende que aún en nuestros días su modelo sea un medidor, que se toma en cuenta, a la hora de considerar que tan “inteligente” es verdaderamente una inteligencia artificial.
Por supuesto, en un mundo cada vez más envuelto en herramientas de IA, la pregunta, “¿cuándo es una computadora verdaderamente inteligente?”, parece más pertinente que nunca, y el test de Turing parece ser una forma de alcanzar la respuesta.
¿Es el test de Turing una prueba perfecta?
Para responder esto, es necesario recordar lo que Turing planteaba, 75 años atrás: su test no prueba verdaderamente si una computadora es inteligente, sólo si puede imitar a una persona lo suficiente como para confundir.
Es decir, si puede “parecer inteligente”, no serlo.
El test de Turing sirve para saber qué tan buena puede ser una computadora imitando personas, no teniendo ideas propias.
Los modelos de inteligencia artificial generativa como Chat-GPT han logrado pasar el test de Turing. Lo que no es sorprendente: al estar entrenados con incontables textos escritos por humano, está diseñado específicamente para imitar el habla de una persona.
El test de Turing ha recibido muchas modificaciones, actualizaciones y contrapropuestas que han intentado mejorar su funcionamiento o aproximar el problema desde otras perspectivas.
Como el test de Turing inverso, el test de Turing completo, o la prueba de la habitación china, que sostiene que el hecho que la máquina imite el habla de una persona, no significa que piense.
Independientemente de las críticas y comentarios que ha recibido a lo largo del tiempo, la prueba de Turing sigue siendo una herramienta útil a la hora de hablar de computadoras inteligentes.
Y un tema particularmente relevante en la actualidad.
Turing no es sólo un hito en la historia de la computación que ideó una teoría totalmente adelantada a su época, sino que hoy, 75 años después, su test sigue dando qué hablar.
Referencias